EUGENIO IV, 1431-1447
CONCILIO DE FLORENCIA,
1438-1445, XVII ecuménico
(unión con los griegos, armenios y jacobitas)
Decreto para los
jacobitas
[De la Bula ‘Cantate Domino’,
de 4 de febrero de 1441 (fecha florentina) ó 1442 (actual)] [*]
***
Concilium
Florentinum, ‘Decretum pro Iacobitis’
(anno 1442): DS 1330, 1348
[Español]
Dz 703, DS 1330
La sacrosanta Iglesia Romana, fundada por la palabra del Señor y Salvador
nuestro […]
Dz 712, DS 1348
Firmemente cree, profesa y enseña que las legalidades del Antiguo Testamento, o
sea, de la Ley de Moisés, que se dividen en ceremonias, objetos sagrados,
sacrificios y sacramentos, como quiera que fueron instituidas en gracia de
significar algo por venir, aunque en aquella edad eran convenientes para el culto
divino, cesaron una vez venido nuestro Señor Jesucristo, quien por ellas fue
significado, y empezaron los sacramentos del Nuevo Testamento. Y que
mortalmente peca quienquiera ponga en las observancias legales su esperanza
después de la pasión, y se someta a ellas, como necesarias a la salvación, como
si la fe de Cristo no pudiera salvarnos sin ellas. No niega, sin embargo, que
desde la pasión de Cristo hasta la promulgación del Evangelio, no pudiesen
guardarse, a condición, sin embargo, de que no se creyesen en modo alguno
necesarias para la salvación; pero después de promulgado el Evangelio, afirma
que, sin pérdida de la salvación eterna, no pueden guardarse. Denuncia
consiguientemente como ajenos a la fe de Cristo a todos los que, después de
aquel tiempo, observan la circuncisión y el sábado y guardan las demás
prescripciones legales y que en modo alguno pueden ser partícipes de la
salvación eterna, a no ser que un día se arrepientan de esos errores. Manda,
pues, absolutamente a todos los que se glorían del nombre cristiano que han de
cesar de la circuncisión en cualquier tiempo, antes o después del bautismo,
porque ora se ponga en ella la esperanza, ora no, no puede en absoluto
observarse sin pérdida de la salvación eterna.
[Latine]
Dz 703, DS 1330 Sacrosancta
Romana Ecclesia, Domini et Salvatoris nostri voce fundata […]
Dz 712, DS 1348
Firmiter credit, profitetur et docet, legalia Veteris Testamenti, seu Mosaicae
legis, quae dividuntur in ceremonias, sacra sacrificia, sacramenta, quia
significandi alicuius futuri gratia fuerant instituta, licet divino cultui illa
aetate congruerunt, significato per illa Domino nostro Iesu Christo adveniente
cessasse, et Novi Testamenti sacramenta coepisse. Quemcumque etiam post
passionem in legalibus spem ponentem et illis velut ad salutem necessariis se
subdentem, quasi Christi fides sine illis salvare non posset, peccasse
mortaliter. Non tamen negat a Christi passione usque ad promulgatum Evangelium
illa potuisse servari, dum tamen minime ad salutem necessaria crederentur, sed
post promulgatum Evangelium sine interitu salutis aeternae asserit non posse
servari. Omnes ergo post illud tempus circumcisionis et sabbati reliquorumque
legalium observatores alienos a Christi fide denuntiat et salutis aeternae
minime posse esse participes, nisi aliquando ab iis erroribus resipiscant.
Omnibus igitur, qui christiano nomine gloriantur, praecipit omnino, quocumque
tempore, vel ante vel post baptismum, a circumcisione cessandum; quoniam sive
quis in ea spem ponat, sive non, sine interitu salutis aeternae observari
omnino non potest.
SUMA TEOLÓGICA
Parte I-IIae
Cuestión 103. Duración de los preceptos ceremoniales
[Español]
Artículo 4: Después
de la pasión de Cristo, ¿se pueden observar los ritos legales sin pecado
mortal?
Objeciones por las
que parece que después de la pasión de Cristo se pueden observar los ritos
legales sin pecado mortal.
1. No es de creer
que los apóstoles, después de recibir el Espíritu Santo, hayan pecado
mortalmente; pues, según dice San Lucas
(24,49) ‘habían sido llenos de su
plenitud’. Pero los apóstoles, después de la venida del Espíritu Santo,
observaban los ritos legales, pues se dice en Act 16,3 que San Pablo circuncidó a Timoteo, y en Act 21,26 se lee que el mismo Apóstol,
siguiendo el consejo de Santiago, ‘tomando
consigo a los varones y purificado con ellos, entró en el templo al día
siguiente, anunciando el cumplimiento de los días de la consagración, para
saber el día en que pudiera presentar la ofrenda por cada uno de ellos’.
Luego se podía después de la pasión de Cristo observar los ritos legales sin
cometer pecado mortal.
2. Se ordenaban
las observancias legales a evitar el trato con los gentiles. Pero esto lo
practicó el primer pastor de la Iglesia, según se dice en Gál 2,12, que ‘antes de venir
algunos de los de Santiago comía con los gentiles; pero, en cuanto aquéllos
llegaron, se retrajo y apartó...’. Luego sin pecado mortal se pueden
observar los ritos legales.
3. Los preceptos
de los apóstoles no podían inducir a los hombres a pecado; pero por el decreto
de los apóstoles se estableció que los gentiles guardasen ciertas observancias
legales, según consta por Act 15, 28 ss:
‘Porque ha parecido al Espíritu Santo y a
nosotros no imponeros ninguna otra carga que estas necesarias, que os
abstengáis de las carnes inmoladas a los ídolos, de sangre y de lo ahogado y de
la fornicación, de lo cual haréis bien en guardaros’. Luego sin incurrir en
pecado se pueden observar, después de la pasión de Cristo, los ritos legales.
Contra esto: está
la sentencia del Apóstol, que dice a los Gálatas
5,2: ‘Si os circuncidáis, Cristo no os
aprovechará de nada’. Pero nada excluye el fruto de la redención de Cristo,
fuera del pecado mortal; luego el circuncidarse y observar los otros ritos
legales después de la pasión de Cristo es pecado mortal.
Respondo: Son las
ceremonias otras tantas profesiones de la fe, en que consiste el culto
interior; y tal es la profesión que el hombre hace con las obras cual es la que
hace con las palabras. Y, si en una y otra profesa el hombre alguna falsedad,
peca mortalmente. Y, aunque sea una misma la fe que los antiguos patriarcas
tenían de Cristo y la que nosotros tenemos, como ellos precedieron a Cristo y
nosotros le seguimos, la misma fe debe declararse con diversas palabras por
ellos y por nosotros, pues ellos decían: ‘He
aquí que la virgen concebirá y parirá un hijo’, que es expresión de tiempo
futuro; mientras que nosotros expresamos la misma fe por palabras de tiempo
pasado: que la Virgen ‘concibió y parió’.
De igual modo las ceremonias antiguas significaban a Cristo, que nacería y
padecería; pero nuestros sacramentos lo significan como nacido y muerto. Y como
pecaría quien ahora hiciera profesión de su fe diciendo que Cristo había de
nacer, lo que los antiguos con piedad y verdad decían, así pecaría mortalmente
el que ahora observase los ritos que los antiguos patriarcas observaban piadosa
y fielmente. Esto es lo que dice San Agustín en ‘Contra Faustum’: ‘Ya no se
promete que nacerá Cristo, que padecerá, que resucitará, como los antiguos
ritos pregonaban; ahora se anuncia que nació, que padeció, que resucitó, y esto
es lo que pregonan los sacramentos que practican los cristianos’.
A las objeciones:
1. Sobre este
punto una fue la sentencia de San Jerónimo, y otra la de San Agustín. Distingue
San Jerónimo dos tiempos: uno, antes de la pasión de Cristo, en que los ritos
de la ley no eran ‘muertos’, como si
no obligasen o no tuviesen, a su modo, la virtud expiatoria; ni eran ‘mortíferos’, pues no pecaban los que
los practicaban. Pero luego de la pasión de Cristo empezaron a ser no sólo
muertos, esto es, sin virtud y sin obligación; pero también mortíferos, pues
pecaban mortalmente quienes los observaban. De aquí venía a decir que nunca
después de la pasión habían los apóstoles observado de verdad los ritos
legales, sino con cierta piadosa simulación, para no escandalizar a los judíos
e impedir su conversión. Esta simulación se ha de entender, no en el sentido
que ellos no ejerciesen de verdad aquellos actos, sino que no los ejecutaban
como impuestos por la ley, como si alguno se quitase la película del miembro
viril por motivo de salud y no por observar un rito legal.
Mas, porque no parece decoroso que los apóstoles, por evitar
el escándalo, ocultasen las cosas tocantes a la fe y a la doctrina cristiana y
que en cosas tocantes a la salvación de los fíeles usasen de simulación, por
eso San Agustín, con más razón, distinguió tres tiempos: uno, antes de la pasión
de Cristo, en que los ritos legales ni eran mortíferos ni muertos; otro,
después de la divulgación del Evangelio, en que esos ritos son muertos y
mortíferos; y un tercero, medio entre los dos, desde la pasión de Cristo hasta
la divulgación del Evangelio, en que los ritos legales eran muertos porque
carecían de toda virtud y nadie estaba obligado a observarlos; pero no eran
mortíferos, y los convertidos a Cristo de entre los judíos los podían
lícitamente observar, con tal que no pusieran en ellos la esperanza y la
consideración como necesarios para la salvación, como si la fe de Cristo fuera
insuficiente para justificar sin los ritos legales. Pero los gentiles que se
convertían a Cristo no tenían motivo para observarlos. Por esto San Pablo
circuncidó a Timoteo, nacido de madre judía, pero se resistió a circuncidar a
Tito, que era nacido de padres gentiles.
Y no quiso el Espíritu Santo que desde luego se prohibiera a
los judíos convertidos la observancia de los ritos legales, como se prohibía a
los convertidos gentiles los ritos de la gentilidad, para mostrar la diferencia
entre unos y otros. Pues los ritos gentiles eran repudiados como ilícitos y
prohibidos por Dios, mientras que los ritos de la ley cesaban, por cuanto la
razón por la que habían sido instituidos quedaba cumplida con la pasión de
Cristo.
2. Según San
Jerónimo, San Pedro simulaba apartarse de los gentiles para evitar el escándalo
de los judíos, cuyo apóstol era, y así no había en esto ningún pecado, y de
manera también simulada le reprendió San Pablo para evitar el escándalo de los
gentiles, de quienes era apóstol. Pero San Agustín reprueba esta
interpretación, porque San Pablo, en una escritura canónica (Gál 2,11), en la que no está permitido
admitir que haya cosa falsa, dice que Pedro ‘era
reprensible’. Así que sin duda que pecó San Pedro y que San Pablo le
reprendió de verdad. Ahora bien, no estuvo el pecado de Pedro en haber
observado algún tiempo los ritos legales, porque, como a judío, le era
permitido, sino por haber puesto extremada diligencia en esta observancia por
temor de escandalizar a los judíos, aunque con escándalo de los gentiles.
3. Dijeron
algunos que tal prohibición de los apóstoles no se ha de entender a la letra,
sino en sentido espiritual, a saber, en la prohibición de la sangre, el
homicidio; en la prohibición de lo ahogado, la violencia y la rapiña; en la de
las carnes inmoladas, la idolatría; y la fornicación se prohíbe como cosa de
suyo mala. Tienen esta opinión de ciertas glosas que exponen místicamente estos
preceptos. Pero como el homicidio y la rapiña eran tenidos por ilícitos aun por
los gentiles, no había por qué darles semejantes preceptos a los que de la
gentilidad se convertían a Cristo.
Por esto dicen otros que la prohibición de esos comestibles
se ha de entender a la letra, no como observancias legales, sino como medios de
reprimir la gula. Y San Jerónimo dice sobre Ezequiel
(44,31): ‘Condena a los sacerdotes que en
sus comidas y otras cosas tales no guardan, por amor de la gula, estos
preceptos’. Mas, porque hay otros manjares más delicados y que más provocan
a la gula, no parece había razón para que éstos, más que aquéllos, fueran
prohibidos.
Por esto dice una tercera sentencia que esas prohibiciones
se han de entender a la letra, no como observación legal, sino como preceptos
destinados a fomentar la unión de los gentiles y judíos que habitaban juntos. A
causa de la antigua costumbre, a los judíos les eran cosas abominables la
sangre y la carne ahogada, y el comer de las carnes inmoladas a los ídolos
podía engendrar en los judíos sospechas de idolatría de parte de los gentiles.
Por esto se prohibieron estas cosas en aquel tiempo, en que era nueva la
reunión de los judíos y los gentiles. Andando el tiempo y cesando la causa,
cesó también el efecto, una vez divulgada la verdad de la doctrina evangélica,
enseñada por el Señor, de que nada de ‘lo
que entra por la boca mancha al hombre’, como se lee en Mt 15,11, y de que ‘no se ha de rechazar nada de lo que se toma con hacimiento de gracias’
(1 Tim 4,4). La fornicación se prohíbe
de modo especial porque los gentiles no la tenían por pecado.
[Latine]
ARTICULUS 4
[38134] Iª-IIae q.
103 a. 4 arg. 1 Ad quartum sic proceditur. Videtur quod post passionem
Christi legalia possint sine peccato mortali observari. Non est enim credendum
quod apostoli, post acceptum spiritum sanctum, mortaliter peccaverint, eius
enim plenitudine sunt induti virtute ex alto, ut dicitur Lucae ult. Sed
apostoli post adventum spiritus sancti legalia observaverunt, dicitur enim Act. XVI, quod Paulus circumcidit
Timotheum; et Act. XXI, dicitur quod
Paulus, secundum consilium Iacobi, ‘assumptis
viris, purificatus cum eis intravit in templum, annuntians expletionem dierum
purificationis, donec offerretur pro unoquoque eorum oblatio’. Ergo sine
peccato mortali possunt post Christi passionem legalia observari.
[38135] Iª-IIae q.
103 a. 4 arg. 2 Praeterea, vitare consortia gentilium ad caeremonias legis
pertinebat. Sed hoc observavit primus pastor Ecclesiae, dicitur enim ad Gal. II, quod, cum venissent quidam
Antiochiam, ‘subtrahebat et segregabat se
Petrus a gentilibus’. Ergo absque peccato post passionem Christi legis
caeremoniae observari possunt.
[38136] Iª-IIae q.
103 a. 4 arg. 3 Praeterea, praecepta apostolorum non induxerunt homines ad
peccatum. Sed ex decreto apostolorum statutum fuit quod gentiles quaedam de
caeremoniis legis observarent, dicitur enim Act.
XV, ‘visum est spiritui sancto et nobis
nihil ultra imponere oneris vobis quam haec necessaria, ut abstineatis vos ab immolatis
simulacrorum, et sanguine, et suffocato, et fornicatione’. Ergo absque
peccato caeremoniae legales possunt post Christi passionem observari.
[38137] Iª-IIae q.
103 a. 4 s. c. Sed contra est quod apostolus dicit, ad Gal. V, ‘si circumcidimini,
Christus nihil vobis proderit’. Sed nihil excludit fructum Christi nisi
peccatum mortale. Ergo circumcidi, et alias caeremonias observare, post
passionem Christi est peccatum mortale.
[38138] Iª-IIae q.
103 a. 4 co. Respondeo dicendum quod omnes caeremoniae sunt quaedam
protestationes fidei, in qua consistit interior Dei cultus. Sic autem fidem
interiorem potest homo protestari factis, sicut et verbis, et in utraque
protestatione, si aliquid homo falsum protestatur, peccat mortaliter. Quamvis
autem sit eadem fides quam habemus de Christo, et quam antiqui patres
habuerunt; tamen quia ipsi praecesserunt Christum, nos autem sequimur, eadem
fides diversis verbis significatur a nobis et ab eis. Nam ab eis dicebatur,
ecce virgo concipiet et pariet filium, quae sunt verba futuri temporis, nos
autem idem repraesentamus per verba praeteriti temporis, dicentes quod concepit
et peperit. Et similiter caeremoniae veteris legis significabant Christum ut
nasciturum et passurum, nostra autem sacramenta significant ipsum ut natum et
passum. Sicut igitur peccaret mortaliter qui nunc, suam fidem protestando,
diceret Christum nasciturum, quod antiqui pie et veraciter dicebant; ita etiam
peccaret mortaliter, si quis nunc caeremonias observaret, quas antiqui pie et
fideliter observabant. Et hoc est quod Augustinus dicit, contra Faustum, ‘iam non promittitur nasciturus, passurus,
resurrecturus, quod illa sacramenta quodammodo personabant, sed annuntiatur
quod natus sit, passus sit, resurrexerit; quod haec sacramenta quae a
Christianis aguntur, iam personant’.
[38139] Iª-IIae q.
103 a. 4 ad 1 Ad primum ergo dicendum quod circa hoc diversimode sensisse
videntur Hieronymus et Augustinus. Hieronymus enim distinxit duo tempora. Unum
tempus ante passionem Christi, in quo legalia nec erant mortua, quasi non
habentia vim obligatoriam, aut expiativam pro suo modo; nec etiam mortifera,
quia non peccabant ea observantes. Statim autem post passionem Christi
incoeperunt esse non solum mortua, idest non habentia virtutem et obligationem;
sed etiam mortifera, ita scilicet quod peccabant mortaliter quicumque ea
observabant. Unde dicebat quod apostoli nunquam legalia observaverunt post
passionem secundum veritatem; sed solum quadam pia simulatione, ne scilicet
scandalizarent Iudaeos et eorum conversionem impedirent. Quae quidem simulatio
sic intelligenda est, non quidem ita quod illos actus secundum rei veritatem
non facerent, sed quia non faciebant tanquam legis caeremonias observantes;
sicut si quis pelliculam virilis membri abscinderet propter sanitatem, non
causa legalis circumcisionis observandae. Sed quia indecens videtur quod
apostoli ea occultarent propter scandalum quae pertinent ad veritatem vitae et
doctrinae, et quod simulatione uterentur in his quae pertinent ad salutem
fidelium; ideo convenientius Augustinus distinxit tria tempora. Unum quidem
ante Christi passionem, in quo legalia non erant neque mortifera neque mortua.
Aliud autem post tempus Evangelii divulgati, in quo legalia sunt et mortua et
mortifera. Tertium autem est tempus medium, scilicet a passione Christi usque
ad divulgationem Evangelii, in quo legalia fuerunt quidem mortua, quia neque
vim aliquam habebant, neque aliquis ea observare tenebatur; non tamen fuerunt
mortifera, quia illi qui conversi erant ad Christum ex Iudaeis, poterant illa
legalia licite observare, dummodo non sic ponerent spem in eis quod ea
reputarent sibi necessaria ad salutem, quasi sine legalibus fides Christi
iustificare non posset. His autem qui convertebantur ex gentilitate ad
Christum, non inerat causa ut ea observarent. Et ideo Paulus circumcidit
Timotheum, qui ex matre Iudaea genitus erat; Titum autem, qui ex gentilibus
natus erat, circumcidere noluit. Ideo autem noluit spiritus sanctus ut statim
inhiberetur his qui ex Iudaeis convertebantur observatio legalium, sicut
inhibebatur his qui ex gentilibus convertebantur gentilitatis ritus, ut quaedam
differentia inter hos ritus ostenderetur. Nam gentilitatis ritus repudiabatur
tanquam omnino illicitus, et a Deo semper prohibitus, ritus autem legis
cessabat tanquam impletus per Christi passionem, utpote a Deo in figuram
Christi institutus.
[38140] Iª-IIae q.
103 a. 4 ad 2 Ad secundum dicendum quod, secundum Hieronymum, Petrus
simulatorie se a gentilibus subtrahebat, ut vitaret Iudaeorum scandalum, quorum
erat apostolus. Unde in hoc nullo modo peccavit, sed Paulus eum similiter
simulatorie reprehendit, ut vitaret scandalum gentilium, quorum erat apostolus.
Sed Augustinus hoc improbat, quia Paulus in canonica Scriptura, scilicet Gal. II, in qua nefas est credere
aliquid esse falsum, dicit quod Petrus reprehensibilis erat. Unde verum est
quod Petrus peccavit, et Paulus vere eum, non simulatorie, reprehendit. Non
autem peccavit Petrus in hoc quod ad tempus legalia observabat, quia hoc sibi
licebat, tanquam ex Iudaeis converso. Sed peccabat in hoc quod circa legalium
observantiam nimiam diligentiam adhibebat ne scandalizaret Iudaeos, ita quod ex
hoc sequebatur gentilium scandalum.
[38141] Iª-IIae q.
103 a. 4 ad 3 Ad tertium dicendum quod quidam dixerunt quod illa prohibitio
apostolorum non est intelligenda ad litteram, sed secundum spiritualem
intellectum, ut scilicet in prohibitione sanguinis, intelligatur prohibitio
homicidii; in prohibitione suffocati, intelligatur prohibitio violentiae et
rapinae; in prohibitione immolatorum, intelligatur prohibitio idololatriae;
fornicatio autem prohibetur tanquam per se malum. Et hanc opinionem accipiunt
ex quibusdam Glossis, quae huiusmodi praecepta mystice exponunt. Sed quia
homicidium et rapina etiam apud gentiles reputabantur illicita, non oportuisset
super hoc speciale mandatum dari his qui erant ex gentilitate conversi ad
Christum. Unde alii dicunt quod ad litteram illa comestibilia fuerunt
prohibita, non propter observantiam legalium, sed propter gulam comprimendam.
Unde dicit Hieronymus, super illud Ezech.
XLIV, ‘omne morticinum etc., condemnat
sacerdotes qui in turdis et ceteris huiusmodi, haec, cupiditate gulae, non
custodiunt’. Sed quia sunt quaedam cibaria magis delicata et gulam
provocantia, non videtur ratio quare fuerunt haec magis quam alia prohibita. Et
ideo dicendum, secundum tertiam opinionem, quod ad litteram ista sunt
prohibita, non ad observandum caeremonias legis, sed ad hoc quod posset
coalescere unio gentilium et Iudaeorum insimul habitantium. Iudaeis enim,
propter antiquam consuetudinem, sanguis et suffocatum erant abominabilia,
comestio autem immolatorum simulacris, poterat in Iudaeis aggenerare circa
gentiles suspicionem reditus ad idololatriam. Et ideo ista fuerunt prohibita
pro tempore illo, in quo de novo oportebat convenire in unum gentiles et
Iudaeos. Procedente autem tempore, cessante causa, cessat effectus; manifestata
evangelicae doctrinae veritate, in qua dominus docet quod nihil quod per os
intrat, coinquinat hominem, ut dicitur Matth.
XV; ‘et quod nihil est reiiciendum quod
cum gratiarum actione percipitur’, ut I
ad Tim. IV dicitur. Fornicatio autem prohibetur specialiter, quia gentiles
eam non reputabant esse peccatum.
NOTAS Y ABREVIATURAS
[*] Msi XXXI 1735 D ss; Hrd IX 1023 A ss; BR(T) 5, 59 b SS;
MBR I. 344 b ss; cf. Hfl VII 794 ss; cf. Bar(Th) 1441, 1 ss (28, 354 a ss).
***
Msi = MANSI, IOHANN. DOMINICI, ‘Sacrorum Conciliorum nova et amplissima collectio’, tomo I,
Florencia 1759 ss (después París, Leipzig).
Hrd = HARDUINI, P. IOHANNIS, S. I., ‘Conciliorum Collectio regia maxima’ (Labbei et Cossartii) sive: ‘Acta Conciliorum et Epistolae Decretales ac
Constitutiones Summorum Pontificum’, París 1715 (tomo I) ss.
BR(T) = ‘Bullarum,
Diplomatum et privilegiorum sanctorum Romanorum Pontificum Taurinensis editio’
[Bullarium Taurinense], Turín 1857 (tomo I) ss.
MBR = ‘Magnum
Bullarium Romanum a beato Leone Magno usque ad Benedictum XIV’, Laertii
Cherubini, ed. novissima cum Continuatione, Luxemburgo, [o más bien, Ginebra,
cf. SCHERER, ‘Handbuch des Kirchenrechts
I’, Graz 1886, 293 n. 11] 1727 (1742) tomo I ss.
Hfl = HEFELE, CARL IOSEPH V. (HERGENRÖTHER-KNÖPFLER), ‘Conciliengeschichte’, 9 tomos. Friburgo
1873 (tomo I) ss.
Bar(Th) = Baronii, Caesaris S. R. E. Card. (Od. Raynaldi et
Iac. Laderchii), ‘Annales Ecclesiastici’,
ed. Aug. Theiner. Bar-le-Duc 1864 (tomo I) ss.
***