22 oct 2021

Un hombre perdonando a su mujer. Escuela de (viejas) masculinidades

 

Claus von Stauffenberg casándose
con uniforme de campaña y casco de acero
porque "el matrimonio es un acto de servicio"
 
Escuela de (viejas) masculinidades
 
«Escuela de (viejas) masculinidades». Publicado por Esperanza Ruiz @EsperanzaRuiz ["El Debate" @eldebate_com, 08 de agosto de 2021]
 
Cuenta Lacan que cuando el transatlántico que transportaba a Freud y Jung a Nueva York, invitados a unas conferencias por la Clark University de Worcester, avistó la estatua de la Libertad, el padre del psicoanálisis comentó a su discípulo: “¿Crees que saben que les traemos la peste?”
 
La Revolución Francesa fue el pistoletazo de salida a los ensayos de creación del “hombre nuevo”. Un ser que se basta por sí mismo y cuya voluntad es Ley. Sin embargo, el camino hacia el ser liberado, incluso, de su propia realidad, está mal empedrado y la Humanidad ha ido pagando peajes difícilmente asumibles.
 
En nuestros días, el hombre nuevo es aquel que, aún provisto de su biología y características varoniles, debe asemejarse a una mujer. Pero no a cualquier mujer, sino a una deconstrucción que sea sensible pero no femenina, fluida -que tampoco se empecine mucho en que es una mujer-, ni de una raza concreta, no heteronormativa, sin depilar, y menstruante solo si ésta es causa de pobreza. Lo de gestante tampoco es definitorio y encasilla.
 
La Alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, pondrá en marcha en octubre la Escuela de Nuevas Masculinidades, enésimo cementerio de subvenciones, para trabajadores municipales, jóvenes y hombres (con perdón) que lo soliciten. A veces, a los propios ideólogos les resulta difícil cuadrar el pastiche, por lo que proponen implantar algo folclórico con perverso título: “protocolos de transición de género”.
 
Como estamos en apuros más no desesperados, perseguidos más no desamparados, todavía podemos reivindicar formas relacionales desiguales, con sus diferencias que generan deseo, exigir que se cumpla Génesis 1, 27 al dedillo, pedir que vuelvan los caballeros. Y desenvainar la espada para decir que, lo cierto, es que nos encantan las viejas masculinidades.
 
Llegeix els meus llavis, Ada: nos flipa Sean Thornton dándole los buenos días a Mary Kate Danaher, pero pensando en buenas noches. Un anciano peinando los cabellos de su esposa con Alzhéimer. Don Rodrigo arengando a sus tropas en la batalla de Guadalete. James Stewart derrotado, abrazando, mientras llora, a su hija en Qué bello es vivir. El teniente coronel Miguel Ángel Franco salvando la vida a un grupo de personas durante un atentado yihadista en Mali. Ramón y Cajal descubriendo el axón de las células granulares la noche en que muere su hija Enriqueta. El mediterráneo en los ojos de David Gandy. El abuelo de Carla esperándola a la salida del colegio. De Prada escribiendo Temblor. Rachmaninov componiendo su segundo concierto para piano y orquesta, una obra perfecta y bella, tras una depresión de 3 años por el fracaso de su primera sinfonía. Léon Bloy escribiendo cartas a su novia. La actitud de Jimmy Page tocando Rock and Roll con los Foo Fighters. Maradona despidiéndose de la afición argentina en la Bombonera. Un hombre perdonando a su mujer. Carlos V deteniendo a las tropas imperiales que iban a profanar la tumba de Lutero: “Dejadlo en paz, ya encontró su juez”. Sus manos en mi espalda. Michael Fassbender en cualquier ocasión. S. Agustín dándose un tiempo antes de entregarse a las cosas de Dios. El general alemán Kreipe, hecho prisionero, recitando una oda de Horacio: “Vides ut alta stet nive candidum Soracte…“. Su captor continuó el poema. Marcelo Torcuato de Alvear persiguiendo a su futura esposa, cantante de ópera, por todo el mundo. “Put me on my bike”: Tom Simpson, antiguo campeón del mundo de ciclismo, pretendiendo seguir luchando antes de morir por el esfuerzo, el calor y algunas sustancias en el MontVentoux. El Quijote, en la playa, vencido por el Caballero de la Blanca Luna. El joven repartidor de comida rápida que se paga así la carrera. Claus von Stauffenberg casándose con uniforme de campaña y casco de acero porque “el matrimonio es un acto de servicio”. Alain Delon tomando el sol en La piscina. Gistau eligiendo meconio. Un hombre oliendo a cedro y bergamota. Sean Thornton dándole un azote en el trasero a Mary Kate. Ryan Gosling besando a Carey Mullingan en el ascensor en Drive. San Andrés Wouters, que, tras una vida de excesos, murió a manos de los calvinistas, junto con el resto de mártires de Gorcum, declarando: “Fornicador siempre fui, pero hereje, nunca”. Un niño enseñando a montar en bici a su hermana. Las columnas de Hughes sobre Trump. Don Draper fumando cualquiera de los cientos de pitillos que enciende en Mad Men. José Antonio Primo de Rivera escribiendo en su testamento “ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles”. Los labios de Jakob Dylan en el minuto 2:12 de One Headlight. Cicerón desenmascarando en el Senado a Catilina. Juan Belmonte toreando tal y como era. Cary Grant con gafas de sol tomando una copa en el vagón restaurante de un tren. Muhammad Ali diciéndole a Sonny Liston “levántate y pelea, cabrón”, tras derribarlo en el primer asalto, para salvaguardar la identidad del deportista negro. Ratzinger tocando el piano, Juan Pablo II esquiando. Jacques de Bascher gritando Vive le roi! un 21 de enero (sí, es masculino). La teatralidad de Keith Moon tocando la batería con The Who. Churruca muriendo, con la tranquilidad de los héroes y la entereza de los justos, al mando del San Juan Nepomuceno en Trafalgar. Houellebecq y mayo del 68. Connery conduciendo un Aston Martin DB5 en los Alpes. Un peshmerga en la frontera kurda defendiendo cristianos del Estado Islámico. Sean Thornton abriendo de una patada la puerta de la habitación conyugal y deshaciendo el tálamo. Gonzalo Fernández de Córdoba liberando los Estados Vaticanos y reconquistando Granada. Coppi y Bartali, archirrivales en el Tour de Francia, pasándose un bidón de agua en el 52 durante el ascenso al Galibier. Carlos de Beistegui organizando el Baile del Siglo en Venecia. John John besando la mano de Carolyn a la salida del templo. Un padre tomando en brazos por primera vez a su hijo. Pérez del Pulgar clavando con un cuchillo un pergamino con un Ave María en la Gran Mezquita la noche antes de tomar Granada. Lindbergh cruzando el Atlántico volando el Espíritu de S. Luis. Ulises atado al mástil escuchando cantos de sirena. Un bombero del 11-S. Steve McQueen montado en una Triumph TR6. D’Annunzio invadiendo Fiume. Tom Doniphon renunciando, loco de dolor, al amor de Hallie. Cervantes escribiendo “Vale”. Juana de Arco en la victoria de Orleans.
 
Un hombre cualquiera, en definitiva. Con su rol biológico, su piel áspera, su fenotipo testosterónico y poderoso, su ternura y su capacidad para proteger. Sus códigos de honor, lealtad y desinterés por los chismes y la plancha. Sus pactos de caballeros y sus barbas de tres días. Ojo con eso, Ada. No podrás acabar con la barba de tres días.
 
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23 jul 2021

Por el Valle de la Muerte cabalgaron los 600

 

 


En el Centenario de la gesta del Alcántara (23 de julio de 1921), tenemos el honor de ofrecer el texto de Kiko Méndez-Monasterio, "Por el Valle de la Muerte cabalgaron los 600". [En la imagen, cuadro de Augusto Ferrer-Dalmau en recuerdo al Regimiento Alcántara, a los que nadie pudo llamar cobardes]

Por el Valle de la Muerte cabalgaron los 600

Empezaban los años veinte, en Madrid todavía respiraba confiada la Corte. De vez en cuando se escuchaban los carruajes por Arenal, cuando los Grandes de España acudían a palacio para ser recibidos por los Reyes. Y aquella aristocracia -mitad militar, mitad decadente- comentaba muy entretenida los acontecimientos del Tiro al Pichón, y las portadas de ABC o la crónica social de La Época. Veraneaban en San Sebastián o en Biárriz.

Claro que en aquel julio de 1921 no todos los niños bien estaban de vacaciones. Es cierto que muchos, la mayoría, se libraban de servir en las guerras coloniales gracias al dinero de papá, comprando el deshonor a muy buen precio, y a la vez condenando a un régimen que no podría sobrevivir a tan infame cobardía de sus élites. Pero en esas cortesanas recepciones tampoco era extraño encontrar uniformes de verdad -no los disfraces protocolarios de diplomáticos y grandes maestres-, sino muy jóvenes húsares o cazadores de caballería, luciendo las galas de su regimiento, capaces a la vez de asumir la más refinada etiqueta de palacio, cortejar a señoritas virtuosísimas envueltas en seda, y al mes siguiente estar en mitad de una sangrienta carga de caballería, escupiendo maldiciones y decapitando enemigos a sablazos. Hay quien no lo sabe, pero en la armonía de esa dualidad consiste la civilización.

Regada con sangre

El caso es que miles de españoles de toda clase -desde marqueses hasta niños de inclusa- pasaron aquel verano del 21en la arena nada acogedora de la llanura de Annual. Regándola con sangre.

Aquello debió de ser bastante parecido al horror que imaginaba Conrad, al que filmó Coppola en su Apocalipsis. En muy pocos días se deshacía un ejército de 20.000 hombres, la mitad muertos o cautivos. La derrota en las llanuras de Annual, donde el general Silvestre pagaba con la vida sus errores, se había convertido en una huida desesperada, sedienta, caótica. Silvestre -amigo de Alfonso XIII- había soñado con acrecentar el dominio africano y hasta bautizar la nueva ciudad conquistada con el nombre del monarca. Pero todo aquel sueño de colonial grandeza iba a ser una pesadilla en pocas horas, todo un desastre en pocos días.

Abd-el-Krim había iniciado una insurrección general, estaban pasando a sangre y fuego todo el protectorado español, amenazando incluso la ciudad de Melilla. Las harkas -compañías indígenas con oficiales españoles- se pasaban en bloque a los insurrectos, al igual que la policía indígena, reeditando la rebelión de los cipayos que sufrieron los ingleses, y haciendo estragos entre la tropa, que -presa del pánico- ya ni siquiera obedecía a sus oficiales. Era más una carnicería que una batalla.

Muerto -quizás suicidado- Silvestre, el general Navarro se hizo cargo de gestionar el desastre, y es muy justo reconocerle que no eludió una durísima responsabilidad, y que el cumplimiento de ese deber habría de costarle un terrible cautiverio. Años más tarde -ya de regreso en la península- la patria tuvo a bien agradecerle su comportamiento de aquellos días fusilándole en Paracuellos. Pero esa es otra historia.

El caso es que Navarro había medio organizado una columna con los desechos del ejército, y que trataba de ponerla a salvo en Monte Arruit para reorganizarse, y que la única unidad operativa que encontró para proteger la retirada era el regimiento de cazadores de Alcántara 14, mandado por el teniente coronel Primo de Rivera, hermano del que luego sería dictador. El resto del ejército era una masa aterrada que huía en desorden. Primo de Rivera, sin embargo, conseguía mantener no solo la disciplina de su regimiento, también la moral que requiere el sacrificio.

El Igan tenía de río solo el nombre, y quizá algo de agua en otra época del año. Desde luego ese verano era un pedregal seco, identificable solo por los riscos que lo flanqueaban. En aquellos altos esperaba una confiada y muy numerosa fuerza rifeña, decidida a exterminar a aquel ejército en aterrado y en plena fuga.

El general Navarro confió a Primo de Rivera y a sus cazadores la misión de desalojar a los insurrectos de aquella altura desde donde podían hacer tanto daño a los españoles. En realidad era pedir a los que habían conservado la dignidad militar que se sacrificaran por los que huían en desbandada, incapaces de combatir.

La última arenga

Primo de Rivera reunió a sus oficiales sin mucha ceremonia. La arenga fue breve, todo un ejemplo del estilo lacónico de lo militar: La situación, como pueden ustedes ver, es crítica. Ha llegado el momento de sacrificarse por la patria, cumpliendo la sagrada misión del arma. Que cada cual ocupe su puesto y cumpla con su deber.

Primo montó en Vendiamar un purasangre español que tampoco sobreviviría a aquella jornada, y formó al regimiento en línea de a cuatro. Miró al trompeta de órdenes, un chaval de 14 años, y le dijo que se quedara en retaguardia, porque él daría las órdenes a viva voz. El trompeta, por supuesto, ni caso. Primero desenvainar [los] sables, luego avanzar al paso, trote, preparados para la carga y, al fin, el definitivo carguen, la orden más terrible de todas, porque hay que vencer todo resto de instinto de supervivencia para cabalgar hacia la muerte.

Pero los rifeños de Abd-el-Krim no retroceden. Así que después de la primera carga hace falta otra, y luego otra, y otra más. Hasta ocho veces reagrupa Primo de Rivera a sus fuerzas y las lanza contra el enemigo. Al ataque -sin recibir órdenes para ello- se han sumado los oficiales veterinarios y los jovencísimos trece trompetas, de los que no quedó ni uno. Todo lo que queda del regimiento carga como si fuera aquello un sacrificio ritual, ineludible. Las monturas ya no pueden galopar y atacan al paso, otros soldados avanzan a pie, y el caso es que, extenuados pero enardecidos, caballos y jinetes rompen al fin las líneas de los insurrectos y los obligan a huir.

Gracias a la batalla ganada la columna de Navarro de momento está a salvo, pero el regimiento de Alcántara casi ha desaparecido. Más de un noventa por ciento de bajas. Hay que remontarse a la tumba de Rocroi para encontrar un porcentaje parecido. De los 691 hombres que habían formado al toque de diana, aquella noche del 23 de julio solo quedaban 67. De los 32 oficiales, tan solo regresarían cuatro. Muchos se quedaron entre los riscos del río Igan, sin poder pasear nunca más sus vistosos uniformes por los bailes de Madrid. Ahora, allá donde los luzcan, casi un siglo después, podrán adornarlos con la Laureada de San Fernando.

El teniente coronel Primo de Rivera, por su parte, ya tenía en su poder la condecoración. Se la prendió al féretro en el que regreso de África -y muy emocionado- el mismo rey Alfonso XIII.

El poema debido

Mucho más conocida que la de Alcántara, al mencionar una heroica carga de caballería es más fácil que venga la mente la inglesa en Balaclava. Y es que además de formar parte de la historia de los grandes errores bélicos, la famosa carga de esa brigada ligera tiene también un hueco en la literatura por el poema que le dedicara Lord Alfred Tennyson, y otro en el cine por la película de Michael Curtiz y Errol Flynn. Quizá se explica porque un combate a caballo -y mucho más la carga de toda una brigada con húsares, dragones y lanceros- es algo terriblemente evocador para el romanticismo victoriano, y un vistoso espectáculo cinematográfico para Hollywood.

Sin embargo, cuesta creer que la carga del Alcántara en Annual no haya sido digna de una novela, ni de un poema, ni siquiera de un corto. Quizá porque aún existe, previas necedades de la memoria histórica, una autocensura sobre nuestra historia bélica, algo que proviene a partes iguales del hartazgo por tanta derrota y de cierto espíritu cobardón y miserable, el que ha asumido con entusiasmo que soldados de otros países mueran para garantizar nuestra propia seguridad. Algo parecido a ese dinero que pagaban algunas familias pudientes para evitarles a sus hijitos la guerra de África.

Concedida al fin la Laureada debida a los de Alcántara, quizá sea de justicia que algún poeta -alguno de los hermanos García Máiquez, por ejemplo- construya unos versos para la carga del río Igan. En la pintura ya ha cumplido Ferrer Dalmau.


Kiko Méndez-Monasterio

"Por el Valle de la Muerte cabalgaron los 600" ("Alba", 14 de junio de 2012, página 37).


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7 sept 2019

Plegarias de liberación



Plegarias de liberación recogidas por el sacerdote paulino Gabriel Amorth, exorcista de la diócesis de Roma, en Gabriele Amorth, "Un esorcista racconta": Edizioni Dehoniane (1990), traducidas por Carlos Vitale en "Habla un exorcista": Editorial Planeta (1998).

Contenido

Oraciones contra el maleficio (del Ritual griego)
Alma de Cristo
Oración contra todo mal
Oración por la curación interior
Plegaria de liberación

Plegarias de liberación

Oraciones contra el maleficio (del Ritual griego)

Kýrie, eléison.

Dios nuestro Señor, oh Soberano de los siglos, omnipotente y todopoderoso, tú que lo has hecho todo y que lo transformas todo con tu sola voluntad; tú que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno siete veces más ardiente y que protegiste y salvaste a tus tres niños santos; tú que eres doctor y médico de nuestras almas; tú que eres la salvación de aquellos que se dirigen a ti, te pedimos y te invocamos, haz vana, expulsa y pon en fuga toda potencia diabólica, toda presencia y maquinación satánica, toda influencia maligna y todo maleficio o mal de ojo de personas maléficas y malvadas realizados sobre tu siervo... haz que, en cambio, de la envidia y el maleficio obtenga abundancia de bienes, fuerza, éxito y caridad; tú, Señor, que amas a los hombres, extiende tus manos poderosas y tus brazos altísimos y potentes y ven a socorrer y visita esta imagen tuya, mandando sobre ella al ángel de la paz, fuerte y protector del alma y el cuerpo, que mantendrá alejado y expulsará a cualquier fuerza malvada, todo envenenamiento y hechicería de personas corruptoras y envidiosas; de modo que debajo de ti tu suplicante protegido te cante con gratitud:

«El Señor es mi salvador y no tendré temor de lo que pueda hacerme el hombre. No tendré temor del mal porque tú estás conmigo, tú eres mi Dios, mi fuerza, mi poderoso Señor, Señor de la paz, padre de los siglos futuros».

Sí, Señor Dios nuestro, ten compasión de tu imagen y salva a tu siervo... de todo daño o amenaza procedente de maleficio, y protégelo poniéndolo por encima de todo mal; por la intercesión de la más que bendita, gloriosa Señora, la madre de Dios y siempre virgen María, de los resplandecientes arcángeles y de todos tus santos. ¡Amén!

Alma de Cristo

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, consuélame.
Oh buen Jesús, escúchame.
Escóndeme entre tus llagas.
No permitas que me separe de ti.
Defiéndeme del enemigo maligno.
En la hora de mi muerte, llámame.
Haz que yo venga a ti para alabarte
con todos los santos
por los siglos de los siglos.
Amén.

Oración contra todo mal

Espíritu del Señor, Espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad, Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del paraíso, descended sobre mí.

Fúndeme, Señor, modélame, lléname de ti, utilízame.

Expulsa de mí todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para que yo pueda estar bien y hacer el bien.

Expulsa de mí los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la infestación diabólica, la posesión diabólica y la obsesión diabólica; todo lo que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física, psíquica, moral, espiritual y diabólica.

Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más me toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el mundo.

Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en nombre de Jesucristo Salvador, por intercesión de la Virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan, que me abandonen inmediatamente, que me abandonen definitivamente y que se vayan al infierno eterno, encadenados por san Miguel arcángel, por san Gabriel, por san Rafael, por nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima Inmaculada.

Oración por la curación interior

Señor Jesús, tú has venido a curar los corazones heridos y atribulados, te ruego que cures los traumas que provocan turbaciones en mi corazón; te ruego, en especial, que cures aquellos que son causa de pecado.

Te pido que entres en mi vida, que me cures de los traumas psíquicos que me han afectado en tierna edad y de aquellas heridas que me los han provocado a lo largo de toda la vida.

Señor Jesús, tú conoces mis problemas, los pongo todos en tu corazón de Buen Pastor. Te ruego, en virtud de aquella gran llaga abierta en tu corazón, que cures las pequeñas heridas que hay en el mío. Cura las heridas de mis recuerdos, a fin de que nada de cuanto me ha acaecido me haga permanecer en el dolor, en la angustia, en la preocupación.

Cura, Señor, todas esas heridas que, en mi vida, han sido causa de raíces de pecado. Quiero perdonar a todas las personas que me han ofendido, mira esas heridas interiores que me hacen incapaz de perdonar. Tú que has venido a curar los corazones afligidos, cura mi corazón.

Cura, Señor Jesús, mis heridas íntimas que son causa de enfermedades físicas. Yo te ofrezco mi corazón, acéptalo, Señor, purifícalo y dame los sentimientos de tu Corazón divino. Ayúdame a ser humilde y benigno.

Concédeme, Señor, la curación del dolor que me oprime por la muerte de las personas queridas. Haz que pueda recuperar la paz y la alegría por la certeza de que tú eres la Resurrección y la Vida. Hazme testigo auténtico de tu Resurrección, de tu victoria sobre el pecado y la muerte, de tu presencia de Viviente entre nosotros. Amén.

Plegaria de liberación

Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre, nosotros te rogamos, por la intercesión y con la ayuda de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, que nuestros hermanos y hermanas sean liberados del maligno que los ha esclavizado. Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.

De la angustia, la tristeza y las obsesiones,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

Del odio, la fornicación y la envidia,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

De los pensamientos de celos, de rabia y de muerte,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

De todo pensamiento de suicidio y de aborto,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

De toda forma de sexualidad mala,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

De la división de la familia, de toda amistad mala,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

De toda forma de malefìcio, de hechizo, de brujería y de cualquier mal oculto,
Nosotros te rogamos: Líbranos, oh Señor.

Oh, Señor, que dijiste «la paz os dejo, mi paz os doy», por la intercesión de la Virgen María concédenos ser librados de toda maldición y gozar siempre de tu paz. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

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1 mar 2018

Camarada Barán ¡¡PRESENTE!!




Carta de homenaje y despedida a Samuel Prada, muerto en combate en Siria el 10 Feb. 2018, escrita por Juan Manuel Soria (alias Simón) y a la que se suman «el resto de sus compañeros de armas»

Camarada Barán, te nos has adelantado. Sabes que otros ansiábamos el título de primer 'ehid' [mártir] español... Muchos, la mayoría, no lo entenderán. Tú y yo, al igual que Sidar, Delil, Agir, Kamal y otros 'hevales' [camaradas] españoles. Seguramente, tampoco tu familia lo entenderá. Sólo verán que se les fue un ser querido y te llorarán como quien pierde parte de sí mismo. Estamos con ellos.

Ahora ya gozas de la inmortalidad de los héroes. Entregaste tu vida tras partir muy lejos para ayudar a los perseguidos a detener un genocidio. Nos decías -lo recuerdo- que no pudiste quedarte al margen tras ver las imágenes de yazidíes (niños, mujeres, viejos) huyendo, marchando con lo puesto y dejando todo atrás para salvar sus vidas. ¿Qué importancia tenía todo lo demás después de contemplar aquello que, en cierto modo, nos unió a todos los que allí acudimos?

Algunos dejamos nuestro país por motivos espirituales; algunos querían formar parte de la revolución de Rojava, y a otros, como a ti, les alentaban impulsos humanitarios. ¿Y qué importa eso, a la postre?

Las bombas nos caen a todos por igual. Las del IS; las de los terroristas de Al Qaeda o Al Nusra, auspiciados por los turcos... Para ellos, somos un único enemigo. De ahí nace el hermanamiento: del fuego y de la sangre. Todos somos 'hevales'.

Recuerdo bien que no tenías prisa ni fecha de regreso. Nos dijiste que estarías todo el tiempo que fuera necesario, mientras resultaras útil. Tampoco esto lo entenderán quienes no han vivido aquello. Claro que no esperamos que la gente entienda. Cumplimos con nuestro deber, tal y como lo entendemos. No buscamos otra aprobación diferente a la que nos dicta la conciencia, o en algunos casos, la de Dios. Tampoco entendemos esas vidas vacías de ideales, a menudo vapuleadas por metas materiales. No nos interesó jamás acaparar objetos que el viento del tiempo se llevará y que sólo distraen nuestras emociones. Lo tuyo ha sido una vida aprovechada.

No has entregado una vida vieja y vapuleada o un cuerpo enfermo. Te fuiste en plena juventud. Arriesgaste cuanto tenías -tu vida- por tus humanitarios ideales. Arriesgaste, pero no has perdido. Te has convertido en una expresión inmortal de esos mismos ideales. Por eso te envidiamos. En la memoria de todos quedará la imagen del héroe sacrificado por los demás.

Y mientras, España mirará a otro lado, el lado donde sus bastardos intereses le llamen a mirar. Seguiremos del lado de los turcos, alentando un genocidio. Seguiremos -como el resto de Occidente- haciendo negocio de la guerra, alimentando al IS a través de Arabia Saudí o a los terroristas de Al Qaeda y Al Nusra a través de Turquía.

¿Quién sabe? Quizá el arma que te mató era española. No se lo tengas en cuenta a nuestros compatriotas porque seguramente no lo saben.

Gracias, 'Heval' [Camarada].

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Samuel Prada,
Camarada Barán
¡¡PRESENTE!!


Oración por los difuntos (tradición romana)

Réquiem aetérnam dona ei, Dómine, / et lux perpétua lúceat ei. / Requiéscat in pace. Amen

Dale Señor el descanso eterno. / Brille para él la luz perpetua. / Descanse en paz. Amén

Oración por los difuntos (tradición bizantina)

Dios de los espíritus y de toda carne, / que sepultaste la muerte, / venciste al demonio / y diste la vida al mundo. / Tú, Señor, concede al alma / de tu difunto siervo Samuel, / el descanso en un lugar luminoso, / en un oasis, en un lugar de frescura, / lejos de todo sufrimiento, / dolor o lamento.

Perdona las culpas por él cometidas / de pensamiento, palabra y obra, / Dios de bondad y misericordia; / puesto que no hay hombre / que viva y no peque, / ya que Tú sólo eres Perfecto / y tu Justicia es justicia eterna / y tu Palabra es la Verdad.

Tú eres la Resurrección, / la Vida y el descanso del difunto, / tu siervo Samuel.

Oh Cristo Dios nuestro. / Te glorificamos junto con el Padre / no engendrado / y con tu santísimo, bueno / y vivificante Espíritu.

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5 jun 2017

Magisterium authenticum




Acta Francisci Pp., Acta Apostolicae Sedis – Commentarium Officiale 108 [2016] pp. 1074

Summus Pontifex decernit ut duo Documenta quae praecedunt edantur per publicationem in situ electronico Vaticano et in Actis Apostolicae Sedis, velut Magisterium authenticum.

Ex Aedibus Vaticanis, die V mensis Iunii anno MMXVII

Petrus Card. Parolin
Secretarius Status


Ad Excellentissimum Dominum Sergium Alfredum Fenoy, delegatum Regionis Pastoralis Bonaërensis, necnon adiunctum documentum (de praecipuis rationibus usui capitis VIII Adhortationis post-synodalis “Amoris Laetitia”).

CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS OBISPOS DE LA REGIÓN PASTORAL DE BUENOS AIRES
EN RESPUESTA AL DOCUMENTO
"CRITERIOS BÁSICOS PARA LA APLICACIÓN DEL CAPÍTULO VIII DE LA AMORIS LAETITIA"

Mons. Sergio Alfredo Fenoy
Delegado de la Región Pastoral Buenos Aires

Querido hermano:

Recibí el escrito de la Región Pastoral Buenos Aires “Criterios básicos para la aplicación del capítulo VIII de Amoris laetitia”. Muchas gracias por habérmelo enviado; y los felicito por el trabajo que se han tomado: un verdadero ejemplo de acompañamiento a los sacerdotes... y todos sabemos cuánto es necesaria esta cercanía del obispo con su clero y del clero con el obispo. El prójimo “más prójimo” del obispo es el sacerdote, y el mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo comienza, para nosotros obispos, precisamente con nuestros curas.

El escrito es muy bueno y explícita cabalmente el sentido del capítulo VIII de Amoris laetitia. No hay otras interpretaciones. Y estoy seguro de que hará mucho bien. Que el Señor les retribuya este esfuerzo de caridad pastoral.

Y es precisamente la caridad pastoral la que nos mueve a salir para encontrar a los alejados y, una vez encontrados, a iniciar un camino de acogida, acompañamiento, discernimiento e integración en la comunidad eclesial. Sabemos que esto es fatigoso, se trata de una pastoral “cuerpo a cuerpo” no satisfecha con mediaciones programáticas, organizativas o legales, si bien necesarias. Simplemente: acoger, acompañar, discernir, integrar. De estas cuatro actitudes pastorales la menos cultivada y practicada es el discernimiento; y considero urgente la formación en el discernimiento, personal y comunitario, en nuestros Seminarios y Presbiterios.

Finalmente quisiera recordar que Amoris laetitia fue el fruto del trabajo y la oración de toda la Iglesia, con la mediación de dos Sínodos y del Papa. Por ello les recomiendo una catequesis completa de la Exhortación que ciertamente ayudará al crecimiento, consolidación y santidad de la familia.

Nuevamente les agradezco el trabajo hecho y los animo a seguir adelante, en las diversas comunidades de las diócesis, con el estudio y la catequesis de Amoris laetitia.

Por favor, no se olviden de rezar y hacer rezar por mí.

Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.

Fraternalmente,

Vaticano, 5 de septiembre de 2016

FRANCISCUS PP.






REGIÓN PASTORAL BUENOS AIRES

Criterios básicos para la aplicación del capítulo VIII de Amoris laetitia

Estimados sacerdotes:

Recibimos con alegría la exhortación Amoris laetitia, que nos llama ante todo a hacer crecer el amor de los esposos y a motivar a los jóvenes para que opten por el matrimonio y la familia. Esos son los grandes temas que nunca deberían descuidarse ni quedar opacados por otras cuestiones. Francisco ha abierto varias puertas en la pastoral familiar y estamos llamados a aprovechar este tiempo de misericordia, para asumir como Iglesia peregrina la riqueza que nos brinda la Exhortación Apostólica en sus distintos capítulos.

Ahora nos detendremos solo en el capítulo VIII, dado que hace referencia a “orientaciones del Obispo” (300) en orden a discernir sobre el posible acceso a los sacramentos de algunos “divorciados en nueva unión”. Creemos conveniente, como Obispos de una misma Región pastoral, acordar algunos criterios mínimos. Los ofrecemos sin perjuicio de la autoridad que cada Obispo tiene en su propia Diócesis para precisarlos, completarlos o acotarlos.

l) En primer lugar recordamos que no conviene hablar de “permisos” para acceder a los sacramentos, sino de un proceso de discernimiento acompañado por un pastor. Es un discernimiento “personal y pastoral” (300).

2) En este camino, el pastor debería acentuar el anuncio fundamental, el kerygma, que estimule o renueve el encuentro personal con Jesucristo vivo (cf. 58).

3) El acompañamiento pastoral es un ejercicio de la “via caritatis”. Es una invitación a seguir “el camino de Jesús, el de la misericordia y de la integración” (296). Este itinerario reclama la caridad pastoral del sacerdote que acoge al penitente, lo escucha atentamente y le muestra el rostro materno de la Iglesia, a la vez que acepta su recta intención y su buen propósito de colocar la vida entera a la luz del Evangelio y de practicar la caridad (cf. 306).

4) Este camino no acaba necesariamente en los sacramentos, sino que puede orientarse a otras formas de integrarse más en la vida de la Iglesia: una mayor presencia en la comunidad, la participación en grupos de oración o reflexión, el compromiso en diversos servicios eclesiales, etc. (cf. 299).

5) Cuando las circunstancias concretas de una pareja lo hagan factible, especialmente cuando ambos sean cristianos con un camino de fe, se puede proponer el empeño de vivir en continencia. Amoris laetitia no ignora las dificultades de esta opción (cf. nota 329) y deja abierta la posibilidad de acceder al sacramento de la Reconciliación cuando se falle en ese propósito (cf. nota 364, según la enseñanza de san Juan Pablo II al Cardenal W. Baum, del 22/03/1996).

6) En otras circunstancias más complejas, y cuando no se pudo obtener una declaración de nulidad, la opción mencionada puede no ser de hecho factible. No obstante, igualmente es posible un camino de discernimiento. Si se llega a reconocer que, en un caso concreto, hay limitaciones que atenúan la responsabilidad y la culpabilidad (cf. 301-302), particularmente cuando una persona considere que caería en una ulterior falta dañando a los hijos de la nueva unión, Amoris laetitia abre la posibilidad del acceso a los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía (cf. notas 336 y 351). Estos a su vez disponen a la persona a seguir madurando y creciendo con la fuerza de la gracia.

7) Pero hay que evitar entender esta posibilidad como un acceso irrestricto a los sacramentos, o como si cualquier situación lo justificara. Lo que se propone es un discernimiento que distinga adecuadamente cada caso. Por ejemplo, especial cuidado requiere “una nueva unión que viene de un reciente divorcio” o “la situación de alguien que reiteradamente ha fallado sus compromisos familiares” (298). También cuando hay una suerte de apología o de ostentación de la propia situación “como si fuese parte del ideal cristiano” (297). En estos casos más difíciles, los pastores debemos acompañar con paciencia procurando algún camino de integración (cf. 297, 299).

8) Siempre es importante orientar a las personas a ponerse con su conciencia ante Dios, y para ello es útil el “examen de conciencia” que propone Amoris laetitia 300, especialmente en lo que se refiere a “cómo se han comportado con sus hijos” o con el cónyuge abandonado. Cuando hubo injusticias no resueltas, el acceso a los sacramentos es particularmente escandaloso.

9) Puede ser conveniente que un eventual acceso a los sacramentos se realice de manera reservada, sobre todo cuando se prevean situaciones conflictivas. Pero al mismo tiempo no hay que dejar de acompañar a la comunidad para que crezca en un espíritu de comprensión y de acogida, sin que ello implique crear confusiones en la enseñanza de la Iglesia acerca del matrimonio indisoluble. La comunidad es instrumento de la misericordia que es “inmerecida, incondicional y gratuita” (297).

10) El discernimiento no se cierra, porque “es dinámico y debe permanecer siempre abierto a nuevas etapas de crecimiento y a nuevas decisiones que permitan realizar el ideal de manera más plena” (303), según la “ley de gradualidad” (295) y confiando en la ayuda de la gracia.

Somos ante todo pastores. Por eso queremos acoger estas palabras del Papa: “Invito a los pastores a escuchar con afecto y serenidad, con el deseo sincero de entrar en el corazón del drama de las personas y de comprender su punto de vista, para ayudarles a vivir mejor y a reconocer su propio lugar en la Iglesia” (312).

Con afecto en Cristo.

Los Obispos de la Región
5 de septiembre de 2016


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4 jun 2017

Inbild des Kosmos



Inbild des Kosmos

Una antigua leyenda judía tomada del libro apócrifo „Das Leben Adams und Evas“ «La vida de Adán y Eva» cuenta que Adán, en la enfermedad que le llevaría a la muerte, mandó a su hijo Set, junto con Eva, a la región del Paraíso para traer el aceite de la misericordia, de modo que le ungiesen con él y sanara. Después de tantas oraciones y llanto de los dos en busca del árbol de la vida, se les apareció el arcángel Miguel para decirles que no conseguirían el óleo del árbol de la misericordia, y que Adán tendría que morir. Algunos lectores cristianos han añadido posteriormente a esta comunicación del arcángel una palabra de consuelo. El arcángel habría dicho que, después de 5.500 años, vendría el Rey bondadoso, Cristo, el Hijo de Dios, y ungiría con el óleo de su misericordia a todos los que creyeran en él:

„Das Öl der Barmherzigkeit wird von Ewigkeit zu Ewigkeit denen zuteil werden, die aus Wasser und Heiligem Geist wiedergeboren werden müssen. Dann fährt der liebreiche Sohn Gottes, Christus, in die Erde hinunter und führt deinen Vater ins Paradies, zum Baum der Barmherzigkeit.“

«El óleo de la misericordia se dará de eternidad en eternidad a cuantos renaciesen por el agua y el Espíritu Santo. Entonces, el Hijo de Dios, rico en amor, Cristo, descenderá en las profundidades de la tierra y llevará a tu padre al Paraíso, junto al árbol de la misericordia».

En esta leyenda puede verse toda la aflicción del hombre ante el destino de enfermedad, dolor y muerte que se le ha impuesto. Se pone en evidencia la resistencia que el hombre opone a la muerte. En alguna parte —han pensado repetidamente los hombres— deberá haber una hierba medicinal contra la muerte. Antes o después, se deberá poder encontrar una medicina, no sólo contra esta o aquella enfermedad, sino contra la verdadera fatalidad, contra la muerte. En suma, debería existir la medicina de la inmortalidad. También hoy los hombres están buscando una sustancia curativa de este tipo. También la ciencia médica actual está tratando, si no de evitar propiamente la muerte, sí de eliminar el mayor número posible de sus causas, de posponerla cada vez más, de ofrecer una vida cada vez mejor y más longeva. Pero, reflexionemos un momento: ¿qué ocurriría realmente si se lograra, tal vez no evitar la muerte, pero sí retrasarla indefinidamente y alcanzar una edad de varios cientos de años? ¿Sería bueno esto? La humanidad envejecería de manera extraordinaria, y ya no habría espacio para la juventud. Se apagaría la capacidad de innovación y una vida interminable, en vez de un paraíso, sería más bien una condena. La verdadera hierba medicinal contra la muerte debería ser diversa. No debería llevar sólo a prolongar indefinidamente esta vida actual. Debería más bien transformar nuestra vida desde dentro. Crear en nosotros una vida nueva, verdaderamente capaz de eternidad, transformarnos de tal manera que no se acabara con la muerte, sino que comenzara en plenitud sólo con ella. Lo nuevo y emocionante del mensaje cristiano, del Evangelio de Jesucristo era, y lo es aún, esto que se nos dice: sí, esta hierba medicinal contra la muerte, este fármaco de inmortalidad existe. Se ha encontrado. Es accesible. Esta medicina se nos da en el Bautismo. Una vida nueva comienza en nosotros, una vida nueva que madura en la fe y que no es truncada con la muerte de la antigua vida, sino que sólo entonces sale plenamente a la luz.

Ante esto, algunos, tal vez muchos, responderán: ciertamente oigo el mensaje, sólo que me falta la fe. Y también quien desea creer preguntará: ¿Es realmente así? ¿Cómo nos lo podemos imaginar? ¿Cómo se desarrolla esta transformación de la vieja vida, de modo que se forme en ella la vida nueva que no conoce la muerte? Una vez más, un antiguo escrito judío puede ayudarnos a hacernos una idea de ese proceso misterioso que comienza en nosotros con el Bautismo. En él, se cuenta cómo el antepasado Henoc fue arrebatado por Dios hasta su trono. Pero él se asustó ante las gloriosas potestades angélicas y, en su debilidad humana, no pudo contemplar el rostro de Dios.

„Da sprach Gott zu Michael – so fährt das Henoch-Buch weiter fort -: Nimm Henoch und ziehe ihm die irdischen Kleider aus. Salbe ihn mit lindem Öl und kleide ihn in Gewänder der Glorie! Und Michael zog mir meine Gewänder aus und salbte mich mit lindem Öl, und dieses Öl war mehr als strahlendes Licht… Sein Glanz glich den Sonnenstrahlen. Als ich mich besah, war ich wie einer der Glorreichen“

«Entonces — prosigue el libro de Henoc — Dios dijo a Miguel: “Toma a Henoc y quítale sus ropas terrenas. Úngelo con óleo suave y revístelo con vestiduras de gloria”. Y Miguel quitó mis vestidos, me ungió con óleo suave, y este óleo era más que una luz radiante... Su esplendor se parecía a los rayos del sol. Cuando me miré, me di cuenta de que era como uno de los seres gloriosos» (Ph. Rech, Inbild des Kosmos, II 524).

Acta Benedicti Pp. XVI, Homiliae I, In sancta nocte VigiliaePaschalis (Die 3 Aprilis 2010). Acta Apostolicae Sedis 102 [2010], n. 5, pp. 272-276: versio hispanica.


3 jun 2017

Re-cordar es llevar en el corazón


Re-cordar es llevar en el corazón

«… la memoria es importante, porque nos permite permanecer en el amor, re-cordar, es decir, llevar en el corazón, no olvidar que nos ama y que estamos llamados a amar. Sin embargo esta facultad única, que el Señor nos ha dado, está hoy más bien debilitada. En el frenesí en el que estamos inmersos, son muchas personas y acontecimientos que parecen como si pasaran por nuestra vida sin dejar rastro. Se pasa página rápidamente, hambrientos de novedad, pero pobres de recuerdos. Así, eliminando los recuerdos y viviendo al instante, se corre el peligro de permanecer en lo superficial, en la moda del momento, sin ir al fondo, sin esa dimensión que nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos. Entonces la vida exterior se fragmenta y la interior se vuelve inerte».

SANTO PADRE FRANCISCO, Homilía en la Santa Misa y Procesión Eucarística en la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (18 Jun. 2017)

4 abr 2017

Et sicut Moyses exaltavit serpentem in deserto



Et sicut Moyses exaltavit serpentem in deserto

«De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto».

“Et sicut Moyses exaltavit serpentem in deserto, ita exaltari oportet Filium hominis”.

Evangelium secundum Ioannem 3, 14.

«Muchos morían en el desierto por las mordeduras de las serpientes. Y por ello Moisés, por orden de Dios, levantó en alto una serpiente de bronce en el desierto; cuantos miraban a ésta, quedaban curados en el acto. La serpiente levantada representa la muerte de Cristo, de la misma manera que el efecto se significa por la causa eficiente. La muerte había venido por medio de la serpiente, la que indujo al hombre al pecado por el cual había de morir; mas el Señor, aun cuando en su carne no había recibido el pecado, que era como el veneno de la serpiente, había recibido la muerte, para que hubiese pena sin culpa en la semejanza de la carne del pecado, por lo cual en esta misma carne se paga la pena y la culpa».

“Serpentum enim incursibus in deserto multi moriebantur; ac sic Moyses ex praecepto domini exaltavit in deserto aeneum serpentem: hunc videntes sanabantur continuo. Exaltatus serpens est mors Christi, eo significandi modo quo per efficientem id quod efficitur significatur. A serpente quippe mors venit, qui peccatum, quo mori meretur, homini persuasit; dominus autem in carnem suam non peccatum transtulit tamquam venenum serpentis, sed mortem, ut esset in similitudine carnis peccati poena sine culpa; unde in carne peccati et poena solveretur et culpa”.

San Agustín, De peccat. mer. et remiss. cap. 32.

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1 abr 2017

¡Buen Camino, Pascual!



En la muerte de Pascual Tamburri Bariain


Fernando José Vaquero Oroquieta, 

Ha muerto Pascual Tamburri Bariain.

Intelectual de vocación medievalista; investigador del Colegio Español de Bolonia.

Docente ejemplar y guía de los jóvenes de nuestro tiempo convulso.

Patriota navarro y español fiel a sus raíces italianas y olitenses.

Firme en sus principios, trabajador incansable al servicio de los ideales, delicado en el trato con todo tipo de personas.

Su sonrisa permanente acogía cualquier espíritu desasosegado.

Columnista infatigable y polemista, sus críticas de libros desplegaban una pequeña parte de su formidable caudal y sed de conocimientos. Miles de crónicas cargadas de sentido común y bonhomía.

Amigo leal, el honor no le permitía su abandono.

Ha muerto joven, paladeando la vida desde nuestra Navarra, como Ángel María Pascual.

El Misterio lo ha reclamado en el corazón de la Europa que siempre amó.

Desde la Roma eterna nos acompañará en nuestra lucha por la Navarra española que tanto amó y la Europa fiel a su destino por la que vivió.

Requiescat in Pace,
et Lux Perpetua luceat ei.

Fernando, discípulo y amigo

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Oración por los difuntos (tradición bizantina)

Dios de los espíritus y de toda carne, / que sepultaste la muerte, / venciste al demonio / y diste la vida al mundo. / Tú, Señor, concede al alma / de tu difunto siervo Pascual, / el descanso en un lugar luminoso, / en un oasis, en un lugar de frescura, / lejos de todo sufrimiento, / dolor o lamento.

Perdona las culpas por él cometidas / de pensamiento, palabra y obra, / Dios de bondad y misericordia; / puesto que no hay hombre / que viva y no peque, / ya que Tú sólo eres Perfecto / y tu Justicia es justicia eterna / y tu Palabra es la Verdad.

Tú eres la Resurrección, / la Vida y el descanso del difunto, / tu siervo Pascual.

Oh Cristo Dios nuestro. / Te glorificamos junto con el Padre / no engendrado / y con tu santísimo, bueno / y vivificante Espíritu.

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Pascual Tamburri Bariain ¡¡PRESENTE!!

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