Con motivo de los 20 años de la fundación de la «Unión Seglar del Beato Ramón Llull» en Palma de Mallorca, nuestro amigo don Francisco José Fernández de la Cigoña pronunció la siguiente conferencia:
Son tantas las cosas que se pueden decir de nuestra Santísima Madre la Virgen, que es necesario acotar el tema. Y pensé que, en estos tiempos difíciles para la Religión y la Patria, y hasta para la humanidad misma –la magnífica conferencia que ayer nos dio José Luis Gutiérrez es buena prueba de ello– recomendaban especialmente una hermosa advocación mariana: María Mediadora de todas las gracias.
Y cuando me ponía a considerar qué os iba a decir sobre esto, también se me ocurrió que en vez de hablaros de los favores de María, podríamos pedir a María más favores.
Si España es de la Virgen, la Virgen es de España. De esta tierra llena de Ermitas y Santuarios consagrados a ella, en los que rezaron a la Madre de Dios generaciones y generaciones de nuestros mayores... Y fijaros, en estos días de Fe flaca y descaecida, casi lo único religioso que queda en muchos de nuestros compatriotas es un rescoldo de amor a la Virgen de su pueblo.
Os propongo una excursión. Una peregrinación de amor, una romería. Vámonos, con el corazón, a ver a las Vírgenes de España, a algunas porque evidentemente no podemos visitar a todas.
Y en primer lugar, vayamos a la España amenazada, amenazada como en los días de Guadalete por los moros. Vamos a Ceuta que, con Melilla, son las únicas ciudades en todo el inmenso norte de África, en las que se tributa al Dios verdadero el único culto que Él desea. A aquella hermosa ciudad que heredamos del hermano Portugal. Y antes de hablaros de la Virgen quiero contaros otra hermosa historia de nuestros mayores, que es la historia de la Unidad Católica de España. La conquista portuguesa de Marruecos fue difícil porque unos pocos hombres tuvieron que enfrentarse a una inmensa morisma. Dos hermanos del Rey acaudillaban a los valientes Soldados de Portugal. Y uno de ellos cae prisionero. Le ofrecen al hermano, que era Don Enrique el Navegante, la libertad del Infante prisionero y de los Caballeros que habían con él caído en poder de la morisma, a cambio de la ciudad de Ceuta recién conquistada.
Y Don Enrique, con lágrimas en los ojos contestó: «Ceuta no es mía, Ceuta es de Dios». Y el hermano murió en prisión. Y Ceuta aún hoy es de Dios. Y allí está, en el corazón de todos los ceutíes, Nuestra Señora de África. Con el hijo muerto entre los brazos, protegiendo, hoy como ayer, no al África española, sino a la España africana, que no es lo mismo. A ella, y a aquella imagen, dirigieron sus miradas en los asedios de los moros, en las pestes, cuando el «Convoy de la Victoria» cruzó milagrosamente el estrecho llevando a los Soldados de Franco a reconquistar España el 5 de agosto de 1936, mientras el mar lo dominaba la escuadra roja. Y otra vez la Virgen ayudó a sus hijos. Invoquémosle de nuevo, a esa Piedad que inclina su cara dolorida sobre el cuerpo inerte de su Hijo, para que con el amor de Madre que siempre tuvo a España, la recoja en su regazo en prenda segura de resurrección. Nuestra Señora de África, rogad por España.
Y vámonos a la Virgen de la Fe y de la canción, del heroísmo y, seguramente por eso, de la
Guardia Civil, aquella de
«Patria y Virgen» es mi lema.
«Patria y Virgen», mi cantar.
Mi Patria es España entera,
La que no quiere ser francesa sino Capitana de la gente aragonesa.
El
Pilar de Zaragoza, donde la imagen se hace chiquita porque lo grande es la piedra sobre la que la Madre de Dios puso sus benditos pies cuando vino a bautizar a España en carne mortal.
Pilar bendito, trono de gloria, tú a la victoria nos llevarás.
Los milagros del cojo de Calanda, de las bombas que no explotaron en nuestra Guerra, de los enfermos que cubiertos con su manto recobran la salud, palidecen y son apenas nada si los comparamos con el gran milagro de la Virgen de abrir al amor de su Hijo los corazones duros de unos pueblos belicosos e insolidarios.
Ese fue el gran milagro de la Virgen. Ese fue el gran regalo de la Virgen. Y España agradeció milagro y regalo devolviéndole amor. En nuestra tierra europea y en nuestra tierra americana. Amor como no se lo profesó Nación alguna. Amor que hizo una Patria católica como no lo fue ninguna. La gloria de España, la historia de España, tienen su raíz y su razón de ser en el Pilar bendito zaragozano.
Y, curiosamente, una piedra no es símbolo de catolicismo inmóvil, sino dinámico y apostólico, misionero y conquistador, martirial y victorioso. La heroica resistencia de Zaragoza a los ejércitos de Napoleón le valieron el título de inmortal. Pero ya lo era. Inmortal porque allí estuvo la Virgen a bautizar a España.
Virgen del Pilar, rogad por la Guardia Civil, rogad por los muertos, por los asesinados de la Benemérita, por sus viudas, por sus huérfanos, por sus madres, rogad por España.
Nuestra Señora de la Antigua. De la Antigua de Guadalajara, Patrona de la ciudad, de la Antigua de Zumárraga en Guipúzcoa, de la Antigua de Lavallés en Salamanca, de la Antigua de Mora de Toledo y de la Haba de Badajoz, de Orduña en Vizcaya y de Sevilla.
Si parece que el mismo nombre habla de nuestra viejísima devoción. A mí me encanta el nombre. Porque nuestro amor a la Virgen no es de ayer ni de antes de ayer. Es tan antiguo que así llamamos a la Virgen.
Nuestra Señora de la Antigua, por la Fe de los españoles, que es tan antigua como la historia de nuestra Patria, rogad por España.
Y una advocación preciosa. Estamos en
Monzón, provincia de Huesca. Venimos a cantarle los gozos:
Tú, que en las Cellas hallada,
fuiste torrente de amores
que se deshizo en cascada.
Tú, que en tu trono enclavada,
Muestra ser, Madre adorada,
Causa de nuestra Alegría.
Nuestra Señora de la Alegría. ¡Qué hermoso invocarla así! ¡Cómo no vamos a ser alegres los cristianos! En la esperanza del cielo, donde nos aguarda la Madre. ¿Hay mayor «causa de nuestra alegría»? ¿No se lo decimos así en las
Letanías del Rosario?
Por eso, pese a abatimiento tanto como hoy se cierne sobre nuestra Patria, pese a traiciones, pecados, tristezas y desánimos, Nuestra Señora de la Alegría, rogad por España.
Y no cabría alegría sin esperanza.
Esperanza Macarena y
Esperanza de Triana. Las Vírgenes guapas de Sevilla. Esperanza de Logroño. Esperanza de Resurrección de Cristo, Esperanza de Cielo. Esperanza de Reconquista de España. Esperanza de que nuestra Patria vuelva a ser la Nación de Cristo y de María. Por nuestro trabajo y, sobre todo, por el auxilio de ella, en los días de dolor y de muerte. Cuando Cristo está muerto en la Cruz y nuestra Patria se muere en el olvido de Dios. Nuestra Señora de la Esperanza, rogad por España.
A
Valencia. A la tierra de las flores, de la luz y del color. De esas hermosas flores que parecen nacer para ser llevadas a los pies de María. Inclinándose sobre su pueblo, los desamparados, como para oír mejor sus penas y sus ruegos.
La Maredeuta Xaperudeta. La Madre de todos sí, pero en especial,
dels innocents, folls e orats. De los inocentes, de los locos. De todos esos que pereciéndonos una desgracia humana han nacido especialmente bendecidos por Dios ya que tienen el Cielo seguro, pues no pueden pecar, no saben pecar.
Los inocentes, los locos, los desamparados. Y así como aquella protección, que los valencianos quisieron para sus seres más desvalidos, se extendió a todos los valencianos, así nosotros debiéramos hacernos inocentes para María. Locos de María, y como desamparados, ponernos bajo su segura protección.
En el desamparo personal y en el desamparo en que hoy se ve nuestra Patria. Madre de los Desamparados, rogad por España.
Volvamos a cruzar el mar. Hasta Canarias. A ver a la más bonita, a la más morena. Ya sé que todas son bonitas y muchas morenas. Y a todos la suya les parece la más bonita. Pero los tinerfeños han conseguido que todos los españoles nos hayamos aprendido la canción de la Virgen de la Candelaria. Aquella que la leyenda dice que veneraban ya los guanches antes de la llegada de los españoles. Vírgenes de las Islas españolas, Virgen de los Dolores de Lanzarote, que detuviste el río de lava en la puerta de tu Santuario.
Toro de Menorca que recién conquistada la isla por los cristianos hiciste bajar una columna de luz para señalar el escondite en que te habían ocultado para evitar la profanación musulmana. Virgen de Lluch de Mallorca, hallada también, entre cantares angélicos y luces de alborada, por un monje y un pastor.
Virgen del Pino canaria, que sois, junto a otras advocaciones amor, luz, alegría y consuelo de los españoles insulares, las más bonitas, las más morenas, rogad por España.
Ya veréis que hermosa historia. «El sitio era yermo y despoblado. El pastor se llamaba Álvar Simón Fernández. Aquella mañana de verano no olvidó ni su honda ni sus cantos redondos. Perdiendo de vista su pueblecito de Velilla de la Reina, guió sus ovejas hasta lo alto. Se detuvo cuando en la lejanía apuntaban las agujas de la Catedral. Centró su pensamiento en la iglesia de Santa María del Mercado y, con Fe profunda, comenzó su oración. Pero en aquella mañana solemne todo parecía rezar con nuestro pastor. El viento se recogió y permanecieron mudos los árboles. Le pareció a Álvar Simón que aquellas dos ovejas que se habían separado del rebaño se habían puesto de rodillas. Y, cuando se internó en la maleza, una imagen de la Virgen le sonreía: “Ve a la ciudad. Avisa al Obispo que venga y coloque dignamente esta mi imagen, donde cayere esta piedra que yo arrojaré con tu honda. Y como prueba de que ésta es mi voluntad, hallarás esta piedra tan grande que no la podrás mover”. Fue creída la palabra del pastor y comenzó la historia de un nuevo santuario».
Desde esa hermosa advocación, para que nuestra Patria siga los caminos de Dios, Nuestra Señora del Camino, rogad por España.
¡Oh Virgen de los Milagros
de Orense joya preciosa!
Una pastorcita, en el interior de un añoso roble, encontró ha muchos años esta imagen de la Virgen que atrae a innumerables romeros gallegos. No son sólo las gentes del amplio valle las que desde sus casas dirigen todos los días su mirada a la colina en que se eleva el
Santuario para saludar a la Virgen de los Milagros. Allí van gentes de toda Galicia con devoción incontenida a dar gracias por favores recibidos. Milagros hechos en favor de sus hijos, milagros de situaciones desesperadas con que todas las Vírgenes han sido pródigas en obsequios a quienes las invocaban, pero en algunas, por la singularidad de algunos de ellos, o por la multitud de los mismos, hicieron que la Madre se quedara con ese hermoso nombre. Virgen de los milagros de Orense, Virgen de los Milagros de Amil en Pontevedra, Nuestra Señora de los Milagros de Couso de Salas, también en Orense, Nuestra Señora de los Milagros de Saavedra en Lugo, es como si la Virgen no supiera estar en Galicia sin hacer milagros. Y Nuestra Señora del Milagro de Balaguer en Lérida, de donde es Patrona, hallada por una mora. Virgen de los Milagros del Puerto de Santamaría, encontrada por el Rey Sabio y a la que dedicó sus Cantigas. De tantos milagros como habéis hecho, en esta hora triste de nuestra Patria, Madre de los Milagros, rogad por España.
Si hay Vírgenes morenas, morenitas, «morenetes», también hay Vírgenes blancas. Virgen Blanca de El Castañar de Toledo, Nuestra Señora la Blanca de Pasarón en Cáceres, Nuestra Señora de la Blanca, Patrona de Vitoria, amor de los alaveses y profanada recientemente. Profanada una Virgen en las Provincias Vascongadas, en las provincias que eran las más católicas de la católica España. En aquellas tierras que llenaban España y el mundo de sacerdotes y monjas. ¿Qué ha pasado Madre Blanca? ¿Qué vendaval demoníaco se ha apoderado de tus tierras hasta convertirlas, de idílicos lugares de Fe y de oración, en horribles escenarios de innumerables crímenes donde molesta hasta la Virgen Blanca?
Para que los seminarios vacíos se vuelvan a llenar, para que los Obispos sean cual los quiere Juan Pablo II, para que los Caínes se vuelvan Abeles, Virgen Blanca, rogad por España.
Y hora es ya que vengamos a Madrid. A invocar a nuestras Vírgenes de Madrid, a la de la Almudena, a la de Atocha, a la Paloma... Benditas Vírgenes nuestras por las que no puedo pasar sin saludarles con el Ave María. Pero no me detendré ante ellas, no porque no las ame, que bien saben ellas que sí, sino porque hoy quiero llevaros ante otra. Vamos a peregrinar unos kilómetros, pocos. A pie. Es un día de primavera y el sol mañanero calienta nuestros rostros. Cruzamos el Manzanares y emprendemos la leve cuesta que nos encamina a San Cristóbal. A San Cristóbal de los Ángeles. Pasados los últimos edificios de este pueblo, que oculta la lejanía, se divisa un Cerro y sobre él, en el corazón mismo de España, el Sagrado Corazón de Jesús. El Sagrado Corazón restaurado ya que, como bien sabéis, el anterior fue fusilado y dinamitado por la España roja, o mejor, por los rojos, pues aquello no era España.
Siempre está la Virgen protegiendo al Hijo. Al Hijo niño o al Hijo muerto. Aquí, en este santo Cerro, es al revés. Es como si el Hijo tendiera sus brazos protectores sobre la Madre. Sobre Nuestra Señora de los Ángeles. Sobre la Virgen y sobre España.
Nuestra Señora de los Ángeles. Nuestra Señora del Cerro de los Ángeles, del Sagrado Corazón de Jesús, rogad por España.
Dale limosna mujer,
que no hay en el mundo nada
La Alhambra, el Albaicín... y la
Virgen de las Angustias. Cualquier granadino renunciaría a todas las bellezas de la ciudad por su Virgen. Que es la Patrona de la ciudad y de los
Alféreces Provisionales que le ofrendaron un manto cuajado de sus estrellas. Nuestra Señora de las Angustias, Patrona de Arévalo, Nuestra Señora de las Angustias de Coria, en Cáceres, de Durón en Guadalajara, de Alcalá la Real en Jaén, de Valdesamario en León, Nuestra Señora de las Angustias de Abajo, Patrona de la diócesis de Cuenca.
Nada son nuestras angustias, por pesadas que puedan parecernos, comparadas con las de María camino del Calvario y al pie de la Cruz. La muerte de Dios. La muerte de España. Nuestros padres gritaban a los enemigos de Cristo en el siglo pasado aquello de ¡Viva Dios, que nunca muere y, si muere, resucita!
En la angustia de la agonía de España podemos gritar a sus enemigos lo mismo, Viva España, que nunca muere y si muere resucita porque Cristo lo va a querer así. Virgen de las Angustias, rogad por España.
Llegamos de nuevo a
Sevilla. Cuando huele el azahar, a ver a la Patrona de la ciudad y de la archidiócesis. A la Virgen de los Reyes. A la Virgen de Fernando Rey. Los Reyes de España que querían a su pueblo al servicio de Cristo. Recaredo que convirtió a nuestra Patria a una Religión que jamás, hasta hoy, había abandonado. Los Alfonsos y los Jaimes, Fernando el Santo, Isabel la Católica. Qué apellido más hermoso para una Reina que
no es la primera, es la Católica, el primero de nuestros Carlos y el segundo de nuestros Felipes...
España quiso a sus Reyes,
católicos, con todo lo que ello implica. Y la Virgen, también. Por eso, Virgen de los Reyes, rogad por España.
De Sevilla a
Toledo. Y otro bellísimo título. La Virgen del Sagrario. La Virgen que amaba tanto San Ildefonso que en imagen, aunque la que hoy veneramos no sea la misma, presenció como la representada se le aparecía en persona al santo Arzobispo para regalarle la casulla en agradecimiento de su amor y de sus libros a ella dedicados. En estos días de sagrarios olvidados, de sagrarios preteridos, de sagrarios profanados, Virgen del Sagrario, rogad por España.
El Santuario muere, pero no se rinde. Otra vez la Virgen con la Guardia Civil y la Guardia Civil con la Virgen.
Nuestra Señora de la Cabeza, Patrona de Andújar y de la diócesis de Jaén y Capitán General del
Ejército español.
Esta íntima vinculación de nuestras Armas con nuestra Fe nos hizo grandes en la historia. Para que vuelva a ser así, Nuestra Señora de la Cabeza, rogad por España.
En muchos lugares de España se venera la Virgen con la advocación de la Peña. Y con bellísimas leyendas sobre sus apariciones en muchos de los casos. Como el de la mora Elima a la que se le apareció la Patrona de Brihuega o la de «la moza santa» y el peregrino Simón que hallaron a la Patrona de Salamanca, nuestra Señora de la Peña de Francia. O el hallazgo de la Patrona de Sepúlveda, el de Graus. Y el de la Virgen de Calatayud. Y el de la Encina de San Silvestre, en Salamanca. También es invocada con tal nombre en Alfajacín, en Fuerteventura, en Calvarrasa de Salamanca.
En días calamitosos para la Fe es preciso que ésta sea firme como la Peña en la que se asientan tantas iglesias marianas, como la piedra sobre la que Cristo edificó Su Iglesia, como
Pedro, piedra, roca, peña. Por eso, Virgen de la Peña, rogad por España.
Cientos de Vírgenes se aparecieron, con inmensa alegría del pueblo, a sencillos pastores. Habían sido ocultadas para salvarlas de las incursiones musulmanas y, seguramente muertos los devotos ocultadores, se perdió la noticia del lugar hasta que tiempo después, y en muchas ocasiones en medio de grandes prodigios, eran encontradas y veneradas por el pueblo. Vamos a visitar a otra de ellas. En un paisaje precioso de la provincia de Santander, de la que es Patrona así como de su diócesis. Fijaros que nombre más bonito. Es la Virgen Bien Aparecida.
A aquellos hijos devotos de la montaña no se les ocurrió mejor nombre para su Virgen. Y es que no se les podía ocurrir. Nuestra Señora Bien Aparecida, para que toda nuestra Patria os siga, siempre, hasta la consumación de los siglos, considerando así, rogad por España.
Y ahora no podemos ir a ningún sitio concreto. Porque, en todos los puertos de mar, donde sus hombres conocen bien los riesgos de temporales y galernas, os encontraréis a la Estrella de los Mares. Son miles las imágenes de la Virgen del Carmen. Y miles los hombres del mar que a lo largo de los siglos han encontrado entre las olas la mano de la Virgen que les sostenía cuando las fuerzas ya se habían agotado y la muerte era segura.
Es emocionante el amor de esos hombres duros y bravíos y el de sus familias a esas imágenes, generalmente humildes, muchas incluso poco artísticas, pero que indefectiblemente tienen a sus pies el mar embravecido en el que se debaten unos pobres marineros.
Y el 16 de julio los mares de España ven surcar miles de barcos, engalanados de fiesta y entre ulular de sirenas, que siguen, en procesión fervorosa, a aquel que lleva a la Virgen del Carmen.
Marineros y
marinos de España que la cantan en la emocionante
Salve. Pero, si alguien pensara que eran aun pocas las imágenes de esta Virgen tan propicia en atender las llamadas de socorro, se multiplican en elevadísimo número pues no sólo echa su mano misericordiosa a los náufragos sino también a las almas del purgatorio. Pero aun hay más. Millones de españoles, hombres, mujeres y niños, han hecho de sus pechos una capilla a la Virgen del Carmen llevando sobre ellos el Escapulario.
De tu pueblo, los pesares,
tu clemencia dé consuelo.
Fervoroso llegue al cielo,
y hasta ti, nuestro clamor.
Virgen del Carmen, rogad por España.
Barcelona nos espera. Y allí su santa Patrona. La
Mare de Dèu de la Mercé. Que es la Virgen de la Misericordia, pues se apareció a San Pedro Nolasco para que fundara una Orden que redimiera cautivos.
Hoy que en nuestra Patria hay tantos cautivos del pecado que atenaza con grilletes más fuertes que los de hierro. Nuestra Señora de la Merced, rogad por España.
Y desde Barcelona vayamos a saludar a la Patrona de Cataluña. A la Rosa de Abril, Morena de la Sierra, Estrella de
Montserrat. Y pidámosle, con los bellísimos versos del
Virolai, que ilumine la tierra catalana y nos guíe al cielo.
Ella, de los catalanes, siempre será Princesa, de los españoles, Estrella del Oriente. Y esa comunión de creencias que nos hizo Patria y que nos hizo grandes, pese a burlas blasfemas de descreídos de hoy, a separatismos estrechos que quieren romper unos lazos que anudaron indisolublemente la Fe común, la historia y la Providencia, será indestructible por la oración a la Moreneta de los catalanes y de sus devotos del resto de España. Por eso, Nuestra Señora de Montserrat, rogad por España.
Otra advocación de confianza y de gratitud. Nuestra Señora de los Remedios. Patrona de Mondoñedo y de Vélez-Málaga, de Fregenal de la Sierra. Veneradísima en Orense, Alicante, Murcia y Segovia. Su solo nombre es consuelo y esperanza. En todos los males que nos aquejan, Nuestra Señora de los Remedios, rogad por España.
Las Vírgenes de Navarra. Santa María de Irache. Al pie de
Montejurra. Santa María de Roncesvalles. Santa María de Ujué, Patrona de la Ribera. Nuestra Señora la Real de Pamplona. Santa María del Puy de Estella. Es la Fe de Javier y
los carlistas. Con la entrega de miles y miles de navarros y navarras que se dieron a Cristo como sacerdotes y religiosas. Al pediros que esa asombrosa región vuelva a ser lo que nunca debió dejar de ser, os estamos pidiendo, rogad por España.
Otra historia de pastores. Que encontraron a la Virgen. Y dejando rebaños e imagen salieron disparados al pueblo para traer a los vecinos junto a la Virgen encontrada. Y sólo sabían decirles: «Sus ojos son soles». Sonsoles: Patrona de Ávila y de todo el valle del Amblés. Los ojos de la virgen. Que a veces son todo sol y otras veces una inmensa tristeza. Pero siempre bellísimos y llenos de amor. Al Hijo y a los millones de hijos que el Hijo le dio. Ojos grandes de la Patrona de Lugo y su provincia, que así la llaman los lucenses. Nuestra Señora de los ojos grandes, Nuestra Señora de Sonsoles. Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, por ellos, para que nunca los separéis de nuestra Patria, rogad por España.
Cuentan las crónicas que un día, como tantos de nuestra historia, arremetían los españoles a una tropa musulmana y que, por más esfuerzo que ponían en la batalla, resistía la morisma y la noche se llegaba. Quien acaudillaba a los nuestros, viendo que la oscuridad iba a ser el refugio de los hijos de Mahoma y que ello iba a ser en perjuicio de la Patria y de la Religión, se le ocurrió invocar a la
Virgen para que el día se alargara y poder así vencer a los moros. Y mirando al cielo, en plena batalla, gritó: «¡Santa María, ten tu día!». Y el día se tuvo, la luz se alargó hasta dar tiempo a vencer completamente a los moros y las tierras del sur de Extremadura contaron con una Madre que nunca ya abandonaron con su amor.
Hoy, como entonces, son pocas las horas de la jornada para vencer a los enemigos de España que al igual que en aquella época, son también los enemigos de Dios. En estos días cortos, ante esta batalla que no sabemos cómo ganar, Nuestra Señora de Tentudía, rogad por España.
La Asunción de María, mucho antes de que fuera proclamado dogma, era ya venerada en España. Y muy particularmente en
Elche. Su antiquísimo
Misteri es buena prueba de ello. Cuando la Madre de Cristo ascendió a los cielos, los mortales que la veneraban tuvieron que sentir una indecible sensación de soledad. Y de tristeza. Tal vez semejante, salvadas las distancias, a la que hoy padecemos. Por eso, Nuestra Señora de la Asunción, rogad por España.
Las Vírgenes vascas. Iciar, Begoña,
Aránzazu, Estíbaliz... Aquella fue tierra de María y parte constitutiva y entrañable de España. Hoy los Obispos de aquellas diócesis y el de Pamplona se niegan a asistir a Toledo para conmemorar con todos los demás Obispos españoles el mil cuatrocientos centenario de la conversión de España a Cristo. Aquella fue Tierra de María. Para que vuelva a serlo, para que los Obispos necios de hoy sean santos Obispos mañana. Vírgenes españolas vascas, rogad por España.
Qué hermosa advocación también la de la Consolación o el Consuelo. En Jerez de la Frontera, en Logrosán, en mi humilde
Parroquia de Pozuelo de Alarcón...
Consolatrix afflictorum. Consuelo de los afligidos. Rogad por España.
Qué hermoso milagro el segoviano. La judía Esther, acusada falsamente de adulterio, fue conducida por los suyos a ser arrojada de lo alto de las peñas grajeras. Los que conocéis Segovia recordáis la inmensa caída. Desde lo alto del lugar del suplicio se divisaba la Ermita de la Virgen y la judía la invocó: «Virgen Santísima, pues amparas a los cristianos, ampara también a una judía». Y llegó al suelo incólume. Nos dice esto que la Virgen está deseando ser invocada para protegernos.
La hermosísima plaza del Azoguejo, con el Acueducto como telón de fondo, recibe todos los años a la Virgen de la Fuencisla entre el amor del pueblo de Segovia. Qué bonitos los acordes de la
Marcha Real, que ejecuta la Banda de la
Academia de Artillería, en honor de la Reina del Cielo y de la ciudad de Segovia. Me temo que, en un estado laico, esos honores hayan dejado de tributarse a la Virgen. Para que la Marcha Real siga siendo el acompañamiento de Cristo y de Su Madre, pues nadie lo merece más, Nuestra Señora de la Fuencisla, rogad por España.
Guadalupe. Cáceres. La Virgen de los Conquistadores. La Virgen que dio nombre a la Reina de Méjico, de la Nueva España. Por aquellas tierras tan nuestras en las que la Fe de nuestros padres te dio millones de hijos, por la obra más hermosa de nuestra Patria, el acontecimiento más grande que vieron los siglos después de la Encarnación y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Virgen de Guadalupe, rogad por España.
Nuestra Señora de Mezonzo. Aldea perdida del interior de Galicia donde San Pedro te compuso la más bella oración que te han dirigido los humanos salvada la invocación del Ángel. ¿Os dais cuenta que la Salve es española? ¿Os dais cuenta que el Rosario es español? Por eso, Santa María de Mezonzo, rogad por España.
Santa María de la Rábida. Santa María del amor a América. Si hasta la carabela capitana se llamaba Santa María. Por Isabel, Vasco de Quiroga y Motolinia, por Junípero y la Rosa de Lima, por Martín de Porres y Pedro Claver, por los santos de América, por los millones de hijos americanos que te veneran por obra de esta Nación, Santa María del Descubrimiento, rogad por España.
Nuestra Señora del Rosario de Santo Domingo de Guzmán, Nuestra Señora del Rosario de Cádiz, o de Perelada en Figueras. Miles de millones de avemarías te ha dirigido el mundo porque un fraile burgalés, de Calaruega, te ofrendó esa
hermosa oración. Por las cuentas desgastadas de amor, Nuestra Señora del Rosario, rogad por España.
Me he dejado infinitas Vírgenes, no por olvido sino por tiempo:
Santa María de Alarcos en Ciudad Real,
Nuestra Señora de Altagracia de Garrovillas,
Nuestra Señora de Araceli de Lucena,
Nuestra Señora de Arbás de León,
la Virgen de Arconada de Ampudia,
la Virgen de los Baños de Fuencaliente,
Nuestra Señora de la Barca de Mugía,
la Virgen de Bienvenida de Puente del Arzobispo,
Nuestra Señora de Bonrepós de Lérida,
Nuestra Señora del Buen Suceso en varios lugares,
Nuestra Señora del Burgo, de Alfaro,
Virgen de los Caballeros de Villavieja de Yeltes,
Virgen de la Calle, Patrona de Palencia,
Nuestra Señora de la Candela de Valls,
Nuestra Señora de la Capilla, Patrona de León,
Nuestra Señora de la Caridad de Illescas,
Nuestra Señora del Castañar de Béjar,
Nuestra Señora del Casteller de Villarrubia de Santiago,
Nuestra Señora de la Cinta, de Tortosa,
Nuestra Señora del Claustro, de Solsona,
Nuestra Señora del Corpiño, de Silleda,
Nuestra Señora de Cortes, de Alcaraz,
Nuestra Señora de la Ermita, de Viana del Bollo,
Santa María del Espino, Patrona de Soria,
Nuestra Señora de la Fuensanta, de Murcia,
Nuestra Señora de Gracia, Patrona de Villareal de los Infantes y de Carmona,
Nuestra Señora del Henar de Cuellar,
Nuestra Señora de la Herrería, de El Escorial,
Nuestra Señora de la Hiniesta, de Zamora,
Nuestra Señora de la Hoz, de Molina de Aragón,
la Virgen de Linarejos, de Linares,
Nuestra Señora de los Llanos, de Albacete,
la Santísima Virgen del Mar, Patrona de Almería,
la Virgen del Martirio de Ugíjar,
Nuestra Señora de la Murta, de Alcira,
la Virgen Peregrina, de Pontevedra,
Nuestra Señora de la Piedad, de Almendralejo,
Nuestra Señora del Portal, de Rivadavia,
la Virgen del Prado de Talavera, de Ciudad Real y de Valladolid,
la Virgen del Puerto, de Santoña y de Plasencia,
Nuestra Señora del Pueyo, Patrona de Barbastro,
Nuestra Señora del Puig de Pollensa y de Sagunto,
Nuestra Señora de Regla en Chipiona,
Nuestra Señora de Riámsares, en Tarancón,
Nuestra Señora del Rocío en Almonte,
Nuestra Señora de la Salud en Barbatona,
Nuestra Señora de la Soterrana, en Santa María la Real de Nieva,
la Virgen del Tránsito, Patrona de Zamora,
Nuestra Señora del Val, Patrona de Alcalá de Henares,
la Virgen de Valvanera, Patrona de La Rioja,
la Virgen de la Vega, de Haro,
Nuestra Señora de la Victoria, Patrona de Málaga,
la Virgen de la Viñas, de Aranda de Duero...
La Virgen de las Batallas que llevaba San Fernando en el arzón y que le conducía a la victoria y tantas y tantas más veneradas en sus pueblos, en los que las madres les presentan a sus hijos al nacer y esos niños, ya hombres, alejados por la emigración, olvidados posiblemente todo el año de la Iglesia, acuden en el día de la fiesta de la Virgen y sienten un nudo en la garganta cuando la ven aparecer por las calles de su pueblo portadas por el amor de sus gentes.
Vírgenes españolas en vuestras mil advocaciones, rogad por España.
Por España de la que sois Patrona en vuestro más hermoso título, después del de Madre de Dios. Concebida sin mancha de pecado. Elegida por Dios entre todas las creaturas y preservada por especialísimo designio divino de toda mácula de imperfección. La
Inmaculada Concepción Patrona de España.
No hubo Nación más convencida de este dogma aun muchísimo antes de que lo fuera.
ni los frailes del Regina,
Y se amotinaban los pueblos contra quien dijera que no. Y hasta los niños, apenas abandonado el pecho materno aprendían a decir aquello de: Si quiso y no pudo, no es Dios; si pudo y no quiso, no es hijo: digan pues que pudo y quiso.
La Inmaculada Concepción que hemos conseguido, los hijos que te amaban, que vuelva a ser fiesta en España. En esta tierra, única en el mundo, que por especial concesión de Roma, tiene un color litúrgico más. El azul purísima, con el que los sacerdotes de España pueden revestirse el día 8 de diciembre para celebrar la Misa de la Inmaculada. Ni en Roma. Ni el Papa. Sólo en España.
La Concepción de Getafe, de Mazarrón, de Sevilla, la Inmaculada Concepción de Horcajo de Santiago en cuya fiesta todo un pueblo pasa 24 horas dando vítores a la Inmaculada Concepción de María Santísima. Inmaculadas de Murillo y de Ribera. Inmaculada
Patrona de la Infantería española. De los colegios de Abogados. De la Orden de Carlos III. Inmaculada Concepción que miles de ciudades y pueblos juraron sostener, en voto público y solemne aun muchísimo antes de que fuera definida por la Iglesia. La excelsa inteligencia de Santo Tomás de Aquino, no comprendió este dogma que era evidencia para todos los españoles, hasta los más rudos e ignorantes.
Por tanto amor, por tanta Fe, por tantos siglos de devoción, en estos días tristes en que la tierra de María Santísima parece olvidarte, Inmaculada Concepción, Patrona de nuestra Patria, rogad por España.
Quinientos años hace. Isabel de España, Isabel la Católica pensó que si había almas para Cristo valía la pena la empresa, aunque se empeñara. Y la Santa María, llevó a Santa María. España llevó a Santa María. Y los indios descubrieron una Madre a la que amaron tanto como la amaban los que les descubrieron.
Pero si inmenso fue su amor mayor fue el de la Madre por ellos. Que los quiso tanto que hasta se hizo indita la
Guadalupana.
Nuestra Señora de Luján, Patrona de Argentina y del Uruguay.
Nuestra Señora de Copacabana Patrona de Bolivia,
Nuestra Señora de Aparecida, Patrona de Brasil,
Nuestra Señora de Chiquinquirá, Patrona de Colombia,
Nuestra Señora de los Ángeles, Patrona de Costa Rica,
Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, de esta Cuba hoy sojuzgada por la dictadura comunista,
Nuestra Señora del Carmen, Patrona de Chile,
Nuestra Señora del Quinche, Patrona del Ecuador,
Virgen de Subaga, Patrona de Honduras,
Nuestra Señora de la Paz, Patrona del Salvador,
Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de Méjico,
Nuestra Señora del Rosario, Patrona de Guatemala,
Nuestra Señora de la Asunción, Patrona de Nicaragua y de Guatemala,
Inmaculada Concepción, Patrona de Panamá,
Nuestra Señora de la Merced, Patrona del Perú,
Nuestra Señora de la Divina Providencia, Patrona de Puerto Rico,
Nuestra Señora de Altagracia, Patrona de la República Dominicana,
Nuestra Señora de Coromoto, Patrona de Venezuela,
Por haberos entregado tantos hijos que os adoran y que os rezan en español cuando pidáis al Cristo que llevamos a América por vuestras patrias, Dios que todo lo sabe, Dios que todo lo entiende, sabrá que también estáis pidiendo por España.
Señora Inmaculada de las gentes de España
Señora Inmaculada de las gentes de España.
De victoria en Lepanto, de dolor en Rocroi,
rezada a flor de Espadas desde el mar de Corinto
a la ribera virgen del río Paraná.
¡Señora Inmaculada de los indios ingenuos
y del Hidalgo altivo y de la Inquisición!
Como ayer, como siempre, como cuando hizo falta,
España, de rodillas, te ofrece el corazón.
¡Señora Inmaculada del Pilar Jacobeo!
Consuelo de amarguras en empresas de amar.
El fruto que sembraste para la Fe de Cristo
salido de tus manos, ¿no había de granar?
¡Señora Inmaculada del Apóstol del Trueno,
de la hazaña difícil y la tribulación!
Viniste a Zaragoza para salvar a España,
y España, desde entonces, parece una oración.
¡Señora Inmaculada de los Picos de Europa!
¡Cuántos te parecían pues cuanta era su Fe!
Y vino de los cielos tu auxilio y la victoria
del Dios de las Batallas, del Santo, de Yahvé.
¡Señora Inmaculada de esperanzas de Patria!
Se eleva una plegaria de Asturias a Aragón.
Sus ecos en las rocas, los bosques y los muertos
hablaron en romance y hablaron en canción.
¡Señora Inmaculada de la Santa María,
de los vientos propicios y de la tempestad!
Temblando amor de Madre llegaste al nuevo mundo
y el indio fue el hermano y Cristo la Verdad.
¡Señora Inmaculada del santo Misionero,
de los Conquistadores y del Emperador!
Resuena aun el Caribe las voces de Triana
y rezan todavía los indios al Señor.
¡Señora Inmaculada del indio mejicano!
América es España, y España es para ti.
El inca y el azteca cayeron de rodillas
y fue el Ave María caricia en guaraní.
¡Señora Inmaculada de la Rosa de Lima,
de García Moreno, de la persecución!
Son hijos de españoles, amándote nacieron:
no saben de mentira, ni saben de traición.
¡Señora Inmaculada del Valle de los Muertos,
del niño asesinado y el viejo Requeté!
Ganaron la victoria, la sangre y el martirio
de la España de Cristo por la España sin Fe.
¡Señora Inmaculada del muerto por la vida!
En tus brazos de Madre morir es salvación.
Y la semilla santa rebrota en Patria nueva
con ecos del Prudente y voz de Calderón.
¡Señora Inmaculada de la historia de España!
Tú misma nos la hiciste y huele a santidad.
Derrotas son honores, que las guerras de Cristo,
se ganan en el cielo y allí está la Verdad.
¡Señora Inmaculada! Somos aquellos mismos
que siglos defendieron tu pura Concepción.
Como ayer, como siempre, como cuando hizo falta,
España de rodillas, te ofrece el corazón.
Francisco José Fernández de la Cigoña
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