1 may 2014

Participación, cooperación, autogestión




Participación, cooperación, autogestión

293 Para la promoción del derecho al trabajo es importante, hoy como en tiempos de la «Rerum novarum», que exista realmente un «libre proceso de auto-organización de la sociedad» (S. Juan Pablo II, Carta enc.Centesimus annus’, 16: AAS 83 [1991] 813). Se pueden encontrar significativos testimonios y ejemplos de auto-organización en las numerosas iniciativas, privadas y sociales, caracterizadas por formas de participación, de cooperación y de autogestión, que revelan la fusión de energías solidarias. Estas iniciativas se ofrecen al mercado como un variado sector de actividades laborales que se distinguen por una atención particular al aspecto relacional de los bienes producidos y de los servicios prestados en diversos ámbitos: educación, cuidado de la salud, servicios sociales básicos, cultura. Las iniciativas del así llamado «tercer sector» constituyen una oportunidad cada vez más relevante de desarrollo del trabajo y de la economía.


16. Las reformas fueron realizadas en parte por los Estados; pero en la lucha por conseguirlas tuvo un papel importante laacción del Movimiento obrero’. Nacido como reacción de la conciencia moral contra situaciones de injusticia y de daño, desarrolló una vasta actividad sindical, reformista, lejos de las nieblas de la ideología y más cercana a las necesidades diarias de los trabajadores. En este ámbito, sus esfuerzos se sumaron con frecuencia a los de los cristianos para conseguir mejores condiciones de vida para los trabajadores. Después, este Movimiento estuvo dominado, en cierto modo, precisamente por la ideología marxista contra la que se dirigía la Rerum novarum’.

Las mismas reformas fueron también el resultado de un libre proceso de auto-organización de la sociedad’, con la aplicación de instrumentos eficaces de solidaridad, idóneos para sostener un crecimiento económico más respetuoso de los valores de la persona. Hay que recordar aquí su múltiple actividad, con una notable aportación de los cristianos, en la fundación de cooperativas de producción, consumo y crédito, en promover la enseñanza pública y la formación profesional, en la experimentación de diversas formas de participación en la vida de la empresa y, en general, de la sociedad.

Si mirando al pasado tenemos motivos para dar gracias a Dios porque la gran encíclica no ha quedado sin resonancia en los corazones y ha servido de impulso a una operante generosidad, sin embargo hay que reconocer que el anuncio profético que lleva consigo no fue acogido plenamente por los hombres de aquel tiempo, lo cual precisamente ha dado lugar a no pocas y graves desgracias.

→ S. JUAN PABLO II, Carta Encíclica Centesimus Annus’ (1 de mayo de 1991), n. 16

[Latine] 16. Hae autem reformationes a Nationibus partim inductae sunt, quibus tamen in obtinendis magnum praestitit officium industria opificum Motus. Repellendarum iniuriarum et damnorum causa exortus ex conscientia morali ceteroqui in ampia regione egit, in opificum collegiis, in reformationibus provehendis, procul a quarundam doctrinarum caligine proximusque contra opificibus eorundemque cotidianis necessitatibus. Hac in provincia eiusdem nisus cum christianorum opera iugati sunt, quo in melius obtineretur mutatio condicionum opificum vitae. Idem vero deinceps Motus ea ipsa temperabatur quademtenus marxiana opinatione cui refragatae Rerum novarum Litterae erant.

Reformationes ipsae etiam libero quodam processo societatis se ipsam bene componentis’ sunt illatae, solidarietatis apte conciliatis instrumentis, quae auctum quendam oeconomicum sustinerent personae bonis obsequentiorem. Multiplex hic est memoranda actio, bene christianis iuvantibus, in coetus sodalium condendos rerum gignendarum et consumendarum causa et pecuniae creditae gratia, in popularem institutionem provehendam et artis formationem, in varias formas experiendas easdemque ad fabricae vitam participandam versas et generatim societatis.

Est igitur cur Deo gratias agamus, si praeterita respicimus, quandoquidem praeclarae hae Litterae Encyclicae haudquaquam expertes fuerunt vocis de cordibus resilientis, quin immo ad liberalitatem et sollertiam impulerunt; attamen oblivisci non possumus nuntium hunc propheticum ex iisdem Litteris piene non esse receptum illius temporis ab hominibus atque idcirco magnas evenisse calamitates.

→ S. IOANNIS PAULI PP. II, Litterae Encyclicae Centesimus Annus (Die 1 m. Maii, A.D. 1991), n. 16

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