293 Para la
promoción del derecho al trabajo es importante, hoy como en tiempos de la «Rerum
novarum», que exista realmente un «libre proceso de auto-organización de la
sociedad» (S. Juan Pablo II,
Carta enc. ‘Centesimus annus’, 16: AAS 83 [1991] 813). Se pueden encontrar
significativos testimonios y ejemplos de auto-organización en las numerosas
iniciativas, privadas y sociales, caracterizadas por formas de participación,
de cooperación y de autogestión, que revelan la fusión de energías solidarias.
Estas iniciativas se ofrecen al mercado como un variado sector de actividades
laborales que se distinguen por una atención particular al aspecto relacional
de los bienes producidos y de los servicios prestados en diversos ámbitos:
educación, cuidado de la salud, servicios sociales básicos, cultura. Las
iniciativas del así llamado «tercer sector» constituyen una oportunidad cada
vez más relevante de desarrollo del trabajo y de la economía.
16. Las reformas fueron realizadas en parte por los Estados; pero
en la lucha por conseguirlas tuvo un papel importante la ‘acción del Movimiento obrero’. Nacido como reacción de la conciencia
moral contra situaciones de injusticia y de daño, desarrolló una vasta
actividad sindical, reformista, lejos de las nieblas de la ideología y más
cercana a las necesidades diarias de los trabajadores. En este ámbito, sus
esfuerzos se sumaron con frecuencia a los de los cristianos para conseguir
mejores condiciones de vida para los trabajadores. Después, este Movimiento
estuvo dominado, en cierto modo, precisamente por la ideología marxista contra
la que se dirigía la ‘Rerum
novarum’.
Las mismas reformas fueron también el resultado de un ‘libre
proceso de auto-organización de la sociedad’,
con la aplicación de instrumentos eficaces de solidaridad, idóneos
para sostener un crecimiento económico más respetuoso de los valores de la
persona. Hay que recordar aquí su múltiple actividad, con una notable
aportación de los cristianos, en la fundación de cooperativas de producción,
consumo y crédito, en promover la enseñanza pública y la formación profesional,
en la experimentación de diversas formas de participación en la vida de la
empresa y, en general, de la sociedad.
Si mirando al pasado tenemos motivos para dar gracias a Dios
porque la gran encíclica no ha quedado sin resonancia en los corazones y ha
servido de impulso a una operante generosidad, sin embargo hay que reconocer
que el anuncio profético que lleva consigo no fue acogido plenamente por los
hombres de aquel tiempo, lo cual precisamente ha dado lugar a no pocas y graves
desgracias.
→ S. JUAN PABLO II, Carta Encíclica ‘Centesimus Annus’ (1 de mayo de 1991), n.
16
[Latine] 16. Hae autem reformationes a Nationibus partim inductae sunt,
quibus tamen in obtinendis magnum praestitit officium industria opificum Motus.
Repellendarum iniuriarum et damnorum causa exortus ex conscientia morali
ceteroqui in ampia regione egit, in opificum collegiis, in reformationibus
provehendis, procul a quarundam doctrinarum caligine proximusque contra
opificibus eorundemque cotidianis necessitatibus. Hac in provincia eiusdem
nisus cum christianorum opera iugati sunt, quo in melius obtineretur mutatio condicionum
opificum vitae. Idem vero deinceps Motus ea ipsa temperabatur quademtenus
marxiana opinatione cui refragatae Rerum novarum Litterae erant.
Reformationes ipsae etiam ‘libero
quodam processo societatis se ipsam bene componentis’ sunt illatae, solidarietatis
apte conciliatis instrumentis, quae auctum quendam oeconomicum sustinerent
personae bonis obsequentiorem. Multiplex hic est memoranda actio, bene
christianis iuvantibus, in coetus sodalium condendos rerum gignendarum et
consumendarum causa et pecuniae creditae gratia, in popularem institutionem
provehendam et artis formationem, in varias formas experiendas easdemque ad
fabricae vitam participandam versas et generatim societatis.
Est igitur cur Deo gratias agamus, si praeterita respicimus,
quandoquidem praeclarae hae Litterae Encyclicae haudquaquam expertes fuerunt
vocis de cordibus resilientis, quin immo ad liberalitatem et sollertiam
impulerunt; attamen oblivisci non possumus nuntium hunc propheticum ex iisdem
Litteris piene non esse receptum illius temporis ab hominibus atque idcirco
magnas evenisse calamitates.
→ S. IOANNIS PAULI PP. II, Litterae
Encyclicae ‘Centesimus Annus’ (Die 1 m. Maii, A.D. 1991), n. 16
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