V/. Sancta María, Stella Orientis.
R/. Ora pro nobis.
V/. Santa María, Estrella de Oriente.
R/. Ruega por nosotros.
Elementos de la Liturgia romana de San Pío V cercanos a las Liturgias orientales
Para recordar los elementos de sólo una de ellas, la Liturgia bizantina, piénsese en:
1º. Las elocuentísimas, instantes y reiteradas oraciones penitenciales.
2º. Los ritos solemnes con los que el sacerdote y el diácono revisten sus ornamentos.
3º. La preparación de las ofrendas en la proscomidia, que ella misma constituye ya de suyo un rito aparte.
4º. La presencia constante en las oraciones y hasta en las ofrendas de la Bienaventurada Virgen María, de los Santos, de la jerarquía angélica (que en la Entrada con el Evangelio es evocada realmente como concelebrante en forma invisible y cuya representación asume la schola cantorum en el Cherubicon).
5º. La iconostasis, por la cual se separan netamente el santuario del templo, el clero del pueblo.
6º. La consagración a ocultas, que es un símbolo del Misterio del Dios Invisible, al que alude también toda la Liturgia.
7º. La ubicación del sacerdote celebrante, que está de pie vuelto hacia Dios y nunca cara al pueblo.
8º. La Comunión administrada siempre sólo por el sacerdote.
9º. Los frecuentes y profundos signos de adoración exhibidos ante las Sagradas Especies.
10º. La actitud verdaderamente contemplativa del pueblo.
Y estas liturgias, también en las formas que implican menor solemnidad, se prolongan por más de una hora, y las frecuentes definiciones (como “tremenda e inenarrable liturgia”; “tremendos, celestes y nutricios misterios”), que allí se encuentran, manifiestan con suficiente claridad la dicha mentalidad.
Nótese finalmente que en la divina Liturgia, sea en la de San Juan Crisóstomo como en la de San Basilio, aparece claramente que el término “cena” o “convivio” está subordinado al de “sacrificio”, de igual modo como está en la Misa romana de San Pío V.
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